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En la variedad (poco usual) está el gusto

Durante Junio abordé la exploración de varietales no tradicionales en Argentina elaboradas como monovarietales. Un amplio abanico de conceptos y particularidades de estas “variedades poco usuales” surgió del ciclo de charlas con enólogos sobre Petit Verdot (500has cultivadas), Garnacha tintorera (aproximadamente 25 hectáreas implantadas, según datos del INV de 2019), Cordisco (sólo 0.7 hectáreas cultivadas) y Pinot Gris (403 hectáreas). Un plus, sumar un Syrah de alta gama de Agrelo de un parral con más de 70 años.

Los invito a compartir esta aventura, y animarse a probar estos maravillosos vinos.

Desquiciado Pinot Gris 2019. Desquiciado Wines.

El Pinot Gris es una variedad libre que no necesita maquillaje, dice Gonzalo Tamagnini enólogo de Desquiciado Wines. Bajo este concepto la elaboran en Desquiciado Wines con método oxidativo prensando racimo entero, lo que permite menor cantidad de oxidación inicial. Proveniente de un parral de Tupungato, el Pinot Gris (clon de Pinot Noir) comienza siendo amarillo, luego gris y termina siendo levemente rojo. Si se la deja madurar bastante, brinda frutos tropicales como mango y melón. Si se cosecha un poquito temprano, expresa aromas cítricos. En este caso se hacen dos cosechas para obtener un poco de ambos.

Mis notas de cata: Un blanco vertical con acidez marcada, con un 12% de Chardonnay y 3% de Sauvignon Blanc, que le brindan mayor volumen de boca y notas cítricas. Tonalidad, levemente rosada. En nariz, aromas terpénicos a full (miel, caramelo) más flores de azahar; en boca súper resfrescante, divertido y envolvente.  Precio sugerido: $480.

Desquiciado Garnacha 2019. Desquiciado Wines.

La Garnacha tinta no existe legalmente en Argentina y los pocos datos que tenemos del INV que hablan de unas 25 hectáreas de esta variedad en el país, que se cuentan como Garnacha rosada. La historia de la Garnacha tuvo relación con las campañas de Aragón, sus orígenes se remontan a 3200 años atrás en la isla de Cerdeña y es la 10 variedad implantada a nivel mundial. Es una variedad productiva que puede dar hasta 25.000 quilos por hectárea y es adaptable a las sequías largas. Para trabajarla en vinos de alta gama, es importante una buena poda-selección de racimos.

La Garnacha de Desquiciado se elabora en pileta de cemento con epoxi, luego pasa a pileta de cemento franqueada con tartárico, no tiene contacto con roble y está co-fermentada con Syrah de racimo entero, y un toque de Malbec.

Mis notas de cata: Desde el color, bordó intenso con destellos negros, hasta el grosor (deja unas piernas hermosas y decorativas en la copa) esta Garnacha promete. La nariz es predominantemente dulce y aparecen notas florales. Es en boca donde este vino lo da todo, una Garnacha golosa, que seduce la lengua y se escurre hacia cada rincón del paladar; es pura fruta roja con taninos masticables y untuosos, un caramelo que se deja saborear, rico y fresco, hace que la copa se vacíe rápidamente. Precio sugerido: $480.

Cordisco 2019 edición limitada. Proyecto las Compuertas. Durigutti Family Winemakers.

Si estás entre los exploradores de variedades atípicas, vas a enloquecer cuando descorches este Cordisco. Variedad oriunda de Abruzzo (Italia)  utilizada para los famosos Montepulciano, ingresó por San Juan, donde se lo utilizó para cortes junto a otras variedades. Cuando los hermanos Pablo y Héctor Durigutti lo recuperaron sólo quedaban 3 hectáreas en su viñedo original y decidieron traer estacas para su proyecto experimental Las Compuertas, donde tienen 0,7 hectáreas propias de este varietal.

Abruzzo en el centro de Italia, es un lugar montañoso y húmedo, está pegado al Adriático y tiene lluvias de 700 mm al año. El desafío fue criar esta planta a 1100 m a nivel del mar, con clima continental seco, de gran amplitud térmica.

“Decidimos llevarlo a un suelo caliente, pedregoso, porque su ciclo de maduración es muy largo. Su salida al mercado, además, llevó tiempo, ya que la plantación se hizo en 2012 y la primera cosecha fue 2017”, comenta Pablo Durigutti. Estudiándolo, se dieron cuenta que el varietal terminaba su coloración recién 15 días antes de terminar su maduración. Para lograr mayor concentración, comprobaron que necesitaban 1,5 o  2 plantas por cada botella (7.500 plantas por hectárea, producción 3 mil botellas).

El vino es fermentado y criado en huevos de cemento si epoxi. Tiene certificación orgánica, y por tanto incluye mucho trabajo manual. 12% de Alcohol.

Mis notas de cata: No esperes un vino intenso en color, este tiene tonalidades suaves, con destellos guinda súper atractivos. En la nariz, estallan los aromas a hierbas como el tomillo y el romero y, lo más notable, aromas a fardos de pasto seco, una fragancia tan característica del campo mendocino que me llevó de un tirón a la niñez. Girás un tiempo más la copa y aparecen ricas notas a frambuesa y helado de frutilla. Super jugoso y refrescante, liviano pero con buen medio de boca. Se deja paladear y exige terminar la copa para servirse una más. Para beber con amigos en la pileta, o en el picnic apenas arranque la primavera, o bien en un día lluvioso y frío como el de hoy acompañado de un rico chocolate amargo. Precio sugerido: $690.

Petit Verdot 2017 de Finca La Anita.

El equipo enológico de Finca La Anita compuesto por Soledad Vargas y Fernando Sota, apunta a elaborar un vino de guarda con este Petit Verdot; en su finca de Agrelo se trabaja con selecciones masales de Petit Verdot, que permiten tener en la viña “distintos individuos” que responden en conjunto de forma consistente a las condiciones climáticas diferenciales de cada cosecha. Una variedad típicamente robusta en taninos, que brinda naturalmente concentración y potencia en boca, además de una nariz voluptuosa. En Finca La Anita lo trabajan con roble americano de segundo uso, y permanece en barrica entre 12 y 15 meses, según la cosecha. En la evolución la fruta negra se va apagando, yendo hacia notas balsámicas, como la menta y el eucaliptus.

Mis notas de cata: Negro con reflejos azulados, este particular varietal enamora; crema fresca batida envuelve la fruta roja, arándanos, ciruelas, moras. La madera aparece más tarde aportando delicadas notas balsámicas, como la menta. Tiene buen agarre tánico, equilibrada acidez y es generoso en dulzor, ideal para acompañar carnes condimentadas y un buen spaghetti putanesca. Precio sugerido: $1000.

Syrah 2017 de Finca La Anita

Cuando la Finca fue comprada por los hermanos Antonio y Manuel Mas allá por 1992, el parral de Syrah ya existía, un viñedo de 1947 con el que los nuevos dueños soñaron tener un vino high end. Y lo consiguieron. En lo personal, pienso que el Syrah de La Anita es uno de los mejores del país. Célebre en el Ródano, su origen es incierto pero algunas teorías indican que o bien la llevaron a Europa los fenicios desde la ciudad persa de Shiraz, o bien los cruzados desde la ciudad de Siracusa en Italia.  Como sea, Syrah es una variedad plástica que tiene su mejor vida en terruños calurosos. Si bien no podemos decir que sea rara en Argentina, tampoco es popular en vinos de alta gama. El de La Anita es un single vineyard que año tras año se muestra consistente en calidad y jamás defrauda. Una ventaja de la Syrah es que es plástica en cuanto a punto de cosecha, pero su contenido tánico en semilla obliga a su extracción, para que no sea demasiado rugosa. En Finca La Anita se hace este trabajo en tanques mediante una criba para separar las semillas de la piel.

Mis notas de cata: Si habláramos de personalidad, podríamos decir que es un argentino excéntrico; estilo “viejo mundo” en nariz se destacan notas a cuero, aceituna, fruta roja y fruta negra. Furor de especias, nuez moscada, pimienta y pimentón. Caudaloso en boca, pero con taninos presentes y apretados, buen dulzor y equilibrada acidez. Ideal para los días de invierno, con un corderito a la cacerola. Precio sugerido: $1000.

Zolo Black Petit Verdot 2014. Bodega Zolo

Proveniente de sus viñedos propios en Agrelo y La Picada (Tupungato), Fabián Valenzuela se animó a trabajar al Petit Verdot como monovarietal en bodega Zolo. Muy querido y reconocido en el sudeste de Francia, en Burdeos, el Petit Verdot siempre aportó la estructura que le faltaba al Cabernet Sauvignon y al Merlot, porque como sabemos, la fruta roja ácida del PV potencia cualquier vino. Sin embargo, es una variedad desafiante para ser monovarietal. Madura tarde, es vigorosa, despeinada y desprolija, consume muchísima agua y el grano es pequeño y tiene poca pulpa en relación a la piel; por eso hay que descubarla rápido tras una fermentación breve. No obstante, quien se anima al desafío tiene premio. En sus primeros años de exportación, Zolo vendió más cajas de PV en EEUU que de Malbec. Se elaboran sólo 580 cajas.

Mis notas de cata: Te acordás del chicle Bazooka? Si tenés más de 40 seguro que sí, y sino pensá en esencia de frutilla. Esta es la nota que sobresale en este PV, que tras girar mucho la copa da lugar a aromas más serios, como los balsámicos. Un vino corpulento, impenetrable, masculino, pura estructura y voluptuosidad. Demora 6 años en salir al mercado y sólo se elabora si la cosecha es sobresaliente (hoy están en estiba las cosechas 2015 y 2017). Precio sugerido: $1400.

Gracias a Hillebrand, especialista en logística de vinos argentinos, y Lallemand, líder en biotecnología para la industria del vino, por apoyar el ciclo #Hablemosdevariedades que tiene un fin educativo y solidario, aportar elementos sanitizantes para organizaciones, geriátricos y personas con necesidades en tiempos de Covid 19.