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Ópera y vino, el maridaje perfecto

Cinco magistrales obras regadas por la sangre del vino.

Por Soledad Andreu – Especial para El triunfo de Baco

La ópera, considerada el género musical-teatral por excelencia, surgió en el Renacimiento y sigue teniendo plena vigencia a través de representaciones clásicas y modernas que cobran vida y se renuevan continuamente en las salas más importantes de Occidente. En el mundo de la ópera, cuando se hace un brindis (brindisi viene del alemán brings dir’s, “te lo ofrezco”) éste tiene lugar en escenas clave de la representación, y aquí repasamos los principales momentos. Que se abra el telón.

La traviata (Verdi): Libiamo, libiamo ne’lieti calici che la belleza infiora.  “Bebamos de las alegres copas que hacen florecer la belleza” Así comienza el famoso brindis de “La traviata” (que en español podría traducirse como “La descarriada”), uno de los fragmentos operísticos más conocidos del mundo. Este drama psicológico, que dió inicio a la llamada ópera realista, está basado en la ‘La dama de las camelias’, de Alejandro Dumas (hijo). El brindis es un desafío a la vida y el comienzo de una historia de amor que terminará en tragedia, y su melodía se ha hecho célebre al utilizarse en ceremonias o conciertos para cerrar la velada, como una especie de canto universal y fraterno. Entre los famosos intérpretes que han dado vida a esta pieza están Maria Callas, Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Giuseppe di StefanoJuan Diego Flórez.

Macbeth (Verdi). El libreto está basado en la tragedia homónima de William Shakespeare. El brindis tiene lugar en el castillo donde se lleva a cabo una fiesta por el ascenso al trono de los nuevos reyes, Macbeth y Lady Macbeth. La celebración, que viene antecedida por una serie de profecías, ambiciones y asesinatos, se ve empañada por la presencia de fantasmas que aparecen en medio de la proclamación sembrando el pánico en el rey. Su esposa intenta reanudar el brindis para que se sobreponga, pero ya todo está perdido, especialmente la razón del rey, y así la fiesta termina abruptamente.

Cavalleria Rusticana (Mascagni). Melodrama en un acto situado en la Sicilia de fines del siglo XIX. Esta obra corta -dura sólo una hora y cuarto- cuenta la historia de un triángulo amoroso de dos mujeres enamoradas del mismo hombre, y un marido engañado de por medio. El canto es a un “vino espumante que en los vasos burbujea y que, como la risa del amante, nos infunde alegría”. El canto de Turiddu es recogido luego por el coro: “Viva el vino que es sincero y que ahoga el negro humor”. La bebida sirve de contrapunto a la tristeza, a la afirmación de una recia virilidad, que, en el fondo, encubre grandes dosis de debilidad. La pieza saltó a la popularidad del mundo no operístico cuando Francis Ford Coppola la incluyó al final de “El Padrino III”. El brindis tiene lugar cuando el pueblo está celebrando el día de Pascua y uno de los protagonistas (Turriddu) le ofrece a su contrincante (Alfio) un vaso de vino, pero todo termina en un trágico duelo.

Otelo (Verdi): Ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Arrigo Boito, a partir de la obra de Shakespeare “Otelo, el moro de Venecia”. Fue la penúltima ópera de Verdi, estrenada en el Teatro de La Scala de Milán el 5 de febrero de 1887. ¿Qué lleva al celoso Otelo a creerse traicionado por Desdémona? Todo comienza con la celebración de una victoria armada. Yago entona su siniestro brindis para emborrachar a Casio y empezar la demolición de Otelo y su esposa. El pueblo bebe con Yago, que consigue sus propósitos, ya que Casio, en las nubes del alcohol, incumplirá sus deberes y provocará su destitución. Yago tiene el camino abierto para avivar los celos de Otelo y cumplimentar su venganza. El vino tiene aquí un papel negativo como droga capaz de limitar la voluntad y convertir a un hombre racional en una especie de despojo propicio a la ira y al descontrol.

Marina (Arrieta): Esta obra lírica española (zarzuela), se diferencia de la ópera porque mientras en la ópera la música es protagonista absoluta, en la zarzuela por lo general tienen más presencia escénica otras disciplinas como el teatro, el canto y el baile (similar a lo que ocurre en la llamada ópera francesa) y además estaba destinada a un público más popular, no tan refinado como el de la ópera. La escena del brindis tiene lugar durante el Acto III y transcurre en una taberna situada en la playa de Lloret de Mar. El protagonista, Jorge, se une a algunos marineros que cantan y beben alegremente mientras él intenta olvidar sus penas ya que, erróneamente, cree que su adorada Marina no corresponde su amor (mientras ella, enamorada, se está por casar con otro hombre por la misma razón). Es famoso el fragmento cuando el coro entona: “Hasta el borde las copas llenemos… A beber, a apurar las copas de licor, que el vino hará olvidar las penas de amor”.

CHIN CHIN

Si bien hemos mencionado las escenas más famosas de brindis en la ópera, se podría hacer alusión a algunas otras óperas en donde el vino, la copa, o algún tipo de licor misterioso tienen presencia escénica. Por ejemplo: Don Giovanni (Mozart); Tosca (Puccini); Falstaff (Verdi); Tannhäuser (Wagner); Tristán e Isolda (Wagner); Parsifal (Wagner); Carmen (Bizet); Lucrecia Borgia (Donisetti); El elíxir de amor (Donizetti); La Rondine (Puccini)

*Agradecimiento especial a Guillermo Biondolillo, amigo y melómano, por sugerir la idea para esta nota.