Un estudio realizado a fines de abril 2020 midió, entre otras cosas, el impacto que trae aparejado la cuarentena en materia de empleo para el sector del enoturismo argentino. En este sector – aseguran desde Bodegas de Argentina- es donde las bodegas atraviesan el gran desafío de mantener las remuneraciones de los empleados sin percibir ingresos con normalidad, debido al cierre de la actividad turística.
El relevamiento, que se hizo a través del Observatorio de Enoturismo de Bodegas de Argentina, incluye información de 95 bodegas, de las 241 que actualmente se encuentran abiertas al turismo en el país. De ese total, el 63% están en la provincia de Mendoza, seguido por Salta con 10%, Córdoba 7% y San Juan 6%.
Respecto a los datos aportados por el Observatorio de Enoturismo, a través de esta investigación, se vislumbra que el turismo en bodegas emplea en forma directa y permanente a más de 1.300 personas. De ellas, 760 trabajan en el sector de turismo, visitas y demás experiencias, 350 en el sector gastronómico y 200 personas en el sector de alojamiento.
Para el pago de sueldos de los empleados se necesitan $ 278.000 mensuales. Por lo que, tomando de referencia las principales opiniones globales que estipulan que el área turística demorará, al menos, 12 meses en re comenzar su actividad; se calcula un impacto de más de 3 millones de pesos en promedio, por bodega, únicamente en masa salarial.
El enoturismo es un área esencial para micro y pequeñas bodegas, que representan el 78% de las bodegas abiertas al turismo en el país. Entre ellas, el 53% elabora menos de 500 mil litros anuales de vino. Por esto, la falta de actividad turística golpea en forma directa a la rentabilidad de este grupo de bodegas.
«Más del 70% de las bodegas abiertas al turismo en Argentina poseen capitales de inversión exclusivamente nacionales. Del mismo modo, se trata de una industria joven, ya que más del 50% abrió al turismo en los últimos 15 años. La mayoría de los destinos enoturísticos del país se encuentran en plena etapa de crecimiento.
A todos estos datos se debe sumar que la actividad enoturística se desarrolla no sólo con bodegas, las cuales son una suerte de columna vertebral, sino que también hay una variedad de empresas que conforman el cluster enoturístico. Por lo que hoy, el análisis del impacto debe completarse con la caída de actividad de operadores especializados en el rubro, empresas de transporte de pasajeros, servicios profesionales, aplicaciones digitales y otras actividades que complementan las experiencias en los variados Caminos del Vino de Argentina.
Desde Bodegas de Argentina enfatizaron que están trabajando en protocolos y medidas de seguridad para que los visitantes puedan retornar a las bodegas. «Visitantes locales que procurarán entornos cercanos, abiertos y de naturaleza, destinos no masificados que pueden proveer seguridad e higiene» recalcan.