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Córdoba se posiciona como productora de vinos de nicho

Con pocas viñas, la vitivinicultura de esta provincia se enfoca en experimentar identidades aromáticas únicas y dar a conocer la acidez natural de los vinos cordobeses. Bodegas que aportan diversidad y ponen en valor nuevas regiones.

Por Giuliana Perinetti

Según datos del INV, Córdoba posee cinco regiones vitivinícolas, Colonia Caroya, Norte y Noroeste Región Norte, Traslasierra, Calamuchita y Punilla y Planicies.

El número de viñedos decayó fuertemente en la última década; hoy quedan sólo 246 hectáreas plantadas (el 0,12% del viñedo argentino) de las más de 700 que había en 1996.

Así las cosas, los vinos que elaboran son los llamados “de nicho”, rarezas en el buen sentido de la palabra. En un año bueno, sin complicaciones climáticas, se puede llegar a cosechar 1 millón de kilos de uvas, de los 1.200 millones de kilos que anualmente se cosechan en el país.

Córdoba representa 0,05% de la uva cosechada. En lo que fue la elaboración 2022 se llegó a hacer 1 millón y medio de litros, una provincia que elabora priorizando la calidad a la cantidad y en ofrecer vinos diferentes por la región y por el modo de elaboración.

Tres bodegas, de las regiones de Traslasierra y de Sierras Chicas Pie de Monte, que elaboran vinos de autor, no habituales en el mercado, de partidas limitadas, sirven como ejemplo del trabajo en viñedos que viene realizando la provincia mediterránea.

Bodega Araoz de La Madrid: Vinos con identidad aromática

 Se encuentra en San Javier Traslasierra, con viñedos entre los 900 y los 1200 metros de altura; donde el clima es continental mediterráneo, templado. “En una escala Winkler -sistema para la clasificación climática de las diferentes zonas vitícolas- es un 3 -4 como puede ser Agrelo en Mendoza” explicó Marcos Fernández enólogo de la bodega.

 “Tenemos dos variedades blancas y doce tintas. Es el proyecto Traslasierra, que más variedades tiene plantadas” agregó. Dichas plantaciones respetan el monte nativo y la flora autóctona. Las plantas son contorsionadas, ya que se encuentran en mucha pendiente, en un piso con cuarzo, micas, piedras grandes y sectores con mucha presencia de carbonato de sodio.

A rasgos generales todos los vinos blancos y tintos son muy especiados; aromas típicos son los de romero, tomillo, cardamomo, pimienta roja, pimienta negra y aguaribay.

Araoz de La Madrid tiene bodega y viñedos propios, alojamiento y el restaurante “Peperina”, ubicado también en Traslasierra. Siendo la bodega y el restaurante los únicos lugares donde se comercializan las no más de 20.000 botellas anuales que se elaboran. En un target de precios de entre $3.500 a $12.000. Verdaderos vinos para consumidores que buscan algo distinto.

 Finca La Matilde, amor por lo orgánico y lo biodinámico

Esta es la única bodega con certificación biodinámica en Córdoba, poseedora de 4 hectáreas de viñedos, donde se elaboran vinos de baja intervención, ubicada en San Javier Traslasierra.

Nicolas Jascalevich, licenciado en alimentos y encargado de la parte enológica de la bodega, dice que Córdoba es una mezcla entre San Juan y Mendoza, con un clima similar al de Cuyo, quizás un poco más húmedo, pero con la misma amplitud térmica y altura. “Por esto plantamos cepas que se dan bien en Cuyo como el Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Tannat. Dentro de los blancos tenemos Sauvignon Blanc y Viogner. Apuntamos a hacer vinos de calidad con cepas conocidas, pero con un toque diferente dado por el lugar y por el modo de elaboración”.

Actualmente producen 10.000 botellas al año destinadas al turismo dentro la bodega, donde hacen visitas guiadas y degustaciones, además de vender en vinotecas y restaurantes de la zona. Al igual que Finca La Matilde elabora partidas muy limitadas, de 2000 a 5000 botellas al año.

Los vinos no tienen madera, se busca que sean frutados y fermenten con levaduras indígenas, aunque sí usan nutrientes. “Queremos que reflejan el lugar y las características de este suelo”. Los recomendados por el especialista son el Malbec “Ladrón de Corazones” y “Esperando los vientos” un blend de Malbec, Cabernet Suavignon y Tanat.

Nicolas alienta a los consumidores aprobar vinos de Córdoba, a abrirse a variedades que ya conocen, pero de regiones nuevas para dejarse sorprender por las características vinos adquieren.

Patente X: Vinos con historia y acequias

En la región de Sierra Chica, dentro de Colonia Caroya – la más tradicional para la vitivinicultura de Córdoba – se encuentra la bodega artesanal Patente X, con viñedos propios ubicados a 550 metros de altura; de 3 hectáreas y media, manejadas de forma agroecológica.

Daniela Mansilla, Ingeniera agrónoma y socia del proyecto explicó que “Colonia Caroya, es la cuna del vino de Córdoba, nuestra historia arrancó con los monjes jesuitas en el siglo XV, seguida por los inmigrantes italianos en los 80 y 90; quienes fueron los responsables de la implantación de vides en la región […] Es la única parte de Córdoba que hace más de 100 años está produciendo y que tiene el riego por acequia. Los inmigrantes italianos desarrollaron un sistema de irrigación que hoy es patrimonio de la UNESCO”.

¿Qué implica que un viñedo sea agroecológico?  Que además de cuidar el medio ambiente, cuida mucho lo social, a fin de tener una implicancia positiva en el resto de la comunidad.  El no uso de agroquímicos, la mínima intervención en el viñedo, el manejo natural y la alta diversidad de especies tanto animales como vegetales, son las principales características, según la Ing. Daniela Mansilla.

Esta bodega artesanal también utiliza uvas de los vecinos de la zona, donde por ejemplo hay Verduzzo Friulano, de más de 80 años, con el que elaboran uno de los vinos sugeridos de la bodega “Naranjo de Verduc, cien por ciento Verduzzo Friulano; es un naranjo vinificado con técnicas antiquísimas y de uva rescatada de estas parras agroecológicas”.

Todos los Vinos de Patente X son naturales, sin filtrar y con levaduras nativas. Resultado de una producción de calidad, de pocas uvas y concentradas, por la misma exigencia de las plantas, de allí los extractos y los colores que logran. En todos los casos son partidas únicas, limitadas. Elaboran de 3000 a 4000 botellas al año, en un target de precio de los $3000 a $6000. Siendo la mayoría vendidas de forma directa.

Mansilla invita a probar vinos cordobeses ya que son muy diferentes a los del resto del país, “Si probas la misma variedad en Córdoba y la de otra provincia, podrás notar que lo que transmite el cordobés es el terroir completo. Además, vale resaltar que hay un hilo conductor entre los vinos cordobeses y ese es la acidez natural”.

 Tres bodegas cordobesas de dos regiones vitivinícolas, donde todas coinciden al invitar al consumidor a abrirse a variedades que ya conocen, pero de una región distinta, a descubrir identidades aromáticas, texturas y balances únicos, vinos con una identidad diferente. Córdoba ha llegado para quedarse aportando variedad y calidad a la industria vitivinícola nacional.