Compartir

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on telegram
Share on whatsapp
Share on email

Compartir

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on telegram
Share on whatsapp
Share on email

Claudia Piedrahita: “Nos declaramos defensores e intérpretes de Luján de Cuyo”

La CEO de Casarena habla de diversos aspectos de la bodega, como el afán por recuperar patrimonio arquitectónico y viñedos tradicionales del sur lujanino, su situación en el contexto de la economía actual, la reciente incursión en un novedoso rosé y el flamante restaurante Savia.

Por Soledad Andreu- Especial para El Triunfo de Baco

“Un amigo muy querido en esta actividad dijo el otro día que soy una argentina que todavía tiene acento colombiano, una definición que me representa en muchos aspectos”, comienza diciendo Claudia Piedrahíta, CEO de Bodega Casarena. Mendocina por adopción desde hace casi 20 años, “porque me enamoré de un mendocino que hoy es mi esposo y con quien tenemos una maravillosa familia. Soy ciudadana argentina, pero claramente mis raíces colombianas me definen”.

Administradora de empresas y con un MBA de la UNCuyo, hoy sigue conectada con el mundo académico dando cursos en la universidad. “En mi rol actual como directora de Casarena tengo que moverme con mucha flexibilidad en distintos ámbitos, desde los aspectos más numéricos y de planificación hasta la venta y la comunicación, que es mi parte favorita”, apunta Claudia. Y agrega: “Además de enamorarme de Alejandro me enamoré de las bodegas y el mundo del vino; creo que es una actividad que conecta la tierra con las personas a un nivel muy profundo. Estoy convencida de su valor cultural y social, y me enorgullece trabajar cotidianamente para defender esto que construimos en el tiempo”, define.

Revalorizar el patrimonio cultural y arquitectónico

Ubicada en Perdriel, sobre la tradicional calle Brandsen, la bodega fue construida en 1937 por Carlos Bertona y adquirida a principios de los 2000 por los propietarios actuales -los neoyorkinos Peter y Karen Dartley-, quienes la refaccionaron e incorporaron tecnología y recursos para la viticultura moderna, pero cuidando mantener su estructura original.

Sus muros de adobe y los techos de caña con estructura de madera “son en sí mismos un homenaje a la tradición arquitectónica y cultural de Luján de Cuyo como Primera Zona Vitivinícola de Argentina” afirma Claudia Piedrahita, quien además puntualiza: “Si bien la antigua casona no está declarada como patrimonio histórico, nos esforzamos permanentemente por ponerla en valor y es el punto de partida de nuestras visitas y comunicación en la bodega”.

Con la nueva administración, la bodega adoptó el nombre de Casarena implicando un doble mensaje: la referencia a la arena y a los suelos originales de Perdriel, “influenciados fuertemente por el lecho del río Mendoza, y el decir popular que siempre se refirió a este lugar como la casa de color arena”, explica Piedrahita.

De New York a Mendoza: en busca del viñedo ideal

Según cuenta Piedrahita, la Familia Dartley “buscaba vincularse al mundo del vino no necesariamente desde lo comercial, sino por el placer de tener un viñedo: el contacto con la tierra, el significado del vino y el respeto hacia el medio ambiente”. Bajo esa premisa llegaron primero a Australia, “en donde encararon un proyecto durante un año, compraron un viñedo y una bodega, pero no pudieron solucionar temas relacionados con el agua y la complicación de husos horarios y terminaron por vender su parte”. También intentaron en Italia, una pequeña propiedad que finalmente no compraron. Después alguien les recomendó Mendoza: compraron una finca, adquirieron otra propiedad “y la tercera etapa fue comprar esta bodega que anteriormente pertenecía a la familia Bertona”, en donde echaron raíces bautizando a los 4 viñedos con el nombre de sus nietos: Jamilla, Owen, Lauren y Naoki.

“Actualmente la Familia Dartley sigue invirtiendo y cuidando el valor patrimonial tanto del edificio como de algunos de los viñedos más antiguos de la zona”, apunta. Tal es el caso de los exclusivos proyectos Mythic Cellars y Casa Naoki, un sitio de hospitalidad de alta gama que en 2021 obtuvo el Oro en la categoría Mejor Alojamiento en Bodega que otorga Best Of Mendoza’s Wine Tourism.

Una fuerte apuesta por “viñedos únicos”

Casarena destaca por la extensión de viñedos propios, todos ubicados en Luján de Cuyo. “Nos declaramos defensores e intérpretes de esta zona. Nuestros cuatro viñedos situados en lugares muy distintos de Agrelo y Perdriel – sobre los cuales estamos permanentemente investigando y desarrollando nuevas técnicas – nos hablan de la riqueza y diversidad de la Primera Zona”, afirma Piedrahita.

 “Tenemos viñedos patrimoniales, de casi cien años en la emblemática calle Cobos y, en contraste, viñedos plantados en zonas nuevas como Agrelo, con una fuerte composición de yeso, sobre la ruta 40”.

En cuanto a vinificación, “procuramos mantener vasijas de tamaño mediano y pequeño que nos permitan elaborar por separado los distintos componentes y trabajar cada sección del viñedo de manera particular, desde la finca hasta el tanque. Este año estamos incorporando clayvers (ánforas) de cerámica, que nos entusiasman muchísimo. Tenemos también algunos tanques de concreto y vasijas tipo ‘huevito’.

Toda la bodega cuenta con control automatizado de temperatura en todos los tanques, “lo cual nos brinda mucha tranquilidad al momento de controlar los parámetros durante la fermentación y la guarda”, apunta Claudia, haciendo hincapié en que “procuramos mantenernos al día con inversiones de distinta índole, aun siendo difícil para una bodega de nuestro tamaño en el contexto actual”.

La CEO sostiene que los vinos de Casarena están orientados a la expresión del lugar: “Las líneas jóvenes hablan de todas nuestras fincas y la región en la que nos ubicamos, y luego van creciendo en complejidad y segmentación, yendo a sub-regiones y luego a viñedos únicos y a parcelas muy pequeñas o bloques dentro de un viñedo”.

Una de sus líneas más reconocidas es la colección de Single Vineyards, “que fue una de las primeras en Argentina, y en su momento la más rica y diversa en su concepto”, explica. Entre sus vinos destaca como uno de los más premiados el Casarena el SV Lauren Cabernet Franc, mientras el más requerido en los mercados de exportación es el Casarena SV Naoki Malbec.

El 80% del volumen que elaboran lo exportan a 50 países

Claudia cuenta que la bodega, reconocida por sus Malbec, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, busca innovar: “hemos enriquecido nuestro portfolio con blancos emblemáticos, con un rosé de alta gama en un corte muy especial de variedades (una partida pequeña de 5.000 litros) y seguimos interactuando con nuestros clientes para tener una llegada al mercado muy personal, muy directa, muy enfocada en los nuevos valores del consumo, el respeto, la responsabilidad, el disfrute y la conexión con el terroir”.

Casarena produce unos 600.000 litros al año poniendo el foco en la calidad más que en la cantidad, y exporta un 80% del volumen a más de 50 clientes en todo el mundo. Para la cosecha 2024, Agustín Alcoleas se sumó al equipo de viticultura y enología como primer enólogo, y con su incorporación, el equipo quedó conformado por Pablo Ceverino en la Gerencia de Operaciones; Federico Vissio en la gestión de viñedos, y Agustina Bertona como segunda enóloga.

El contexto político y económico

Si bien en términos de abastecimiento la bodega ha podido anticiparse previendo un año difícil, Claudia reconoce que estamos viviendo un momento “complicado” y de “transición”, en el cual “hay que tener paciencia”.

Y como expresión de deseo reconoce esperar por parte del gobierno nacional y provincial “un acompañamiento en cuanto a estabilidad y condiciones que nos permitan trabajar en los mercados externos”, con la certeza de que “la calidad del vino argentino es excelente”, pero sabiendo que dentro del mercado global falta mucho por desarrollar. “Argentina aún es muy chiquita. Nuestro desafío es hacer crecer la categoría, ni siquiera el proyecto individual de cada bodega sino la Marca Argentina, un desafío muy grande”, resume.

El restaurante Savia

En conexión con la bodega, se construyó el nuevo restaurante Savia-Cocina Casarena, que arquitectónicamente “sigue una línea moderna pero con recursos tradicionales, con muros de tierra apisonada de la misma finca y una línea pura, integrándose al paisaje haciendo una revalorización de la tradición pero con espíritu moderno e innovador”, explica.

El equipo de Savia está liderado por Ailín Rosas, y la cocina está a cargo de Julieta Argento. El menú se basa en una serie de pasos maridados con sus propios vinos y algunas sorpresas según el capricho del chef. “Elaborado con ingredientes locales, con muy buena técnica y un espíritu abierto y de mucho disfrute, con el plus de la imponente vista de la Cordillera de los Andes y ubicado a sólo veinte minutos de la ciudad de Mendoza”, culmina diciendo Piedrahíta.

Más información sobre Casarena en: www.casarena.com y en Instagram: @casarenabodega