Dialogamos con Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre diversos temas que hacen a la actualidad de la industria del vino en Argentina.
- ¿Cómo está el tema insumos, dadas las restricciones para pagos en el exterior?
Está en una situación que no es ideal, pero tampoco es caótica, al menos es lo que hablo con los bodegueros. La industria vitivinícola es un sector básicamente exportador, aunque sí se compran en el exterior el corcho de alcornoque para vinos de alta gama, barricas de roble francés y servicios. Repito: hoy la situación no es ideal pero tampoco es caótica, sí hay que ajustar cupos de montos para poder importar de manera ideal insumos, las bodegas dicen que no es la situación que prefieren pero tampoco están mal; sí estamos trabajando para que cada vez más vaya a una situación ideal. La situación macroeconómica, por la deuda externa que tenemos hace que no puedan salir dólares, los organismos a los cuales debemos, nos obligan a eso.
- En esa balanza comercial desequilibrada, como ve la ecuación que se está dando, menor volumen de exportación de vinos y precios más altos?.
Los volúmenes se mueven por el granel, y este año caímos mucho por el factor precio; como es un mercado que se mueve mucho por los precios, este año gran parte se compró a España; en fraccionados caímos en volumen pero estamos igual en divisas, tampoco es la situación ideal, hubo subas de precios tenemos muchos problemas de logística, estamos lejos de los mercados, y al menos 3 de las 4 botellas que se producen en Argentina se consumen aquí.
- ¿Cómo se explica que Chile exporte el doble que Argentina y tiene los mismos problemas de logística? Digo, están igual de lejos de los mercados de consumo…
La vitivinicultura chilena está altamente concentrada, aquí tenemos muchas bodegas pequeñas; Argentina tiene mucho consumo interno de vinos y tenemos emprendimientos chicos y exitosos que lo permite la industria Argentina que es diversa y amplia. Yo prefiero ese modelo. Los que estamos en el sector hace muchos años hemos estado cuando el vino ha sido negocio y cuando no ha sido negocio, estamos ligados a la actividad por cuestiones culturales, algo diferente a lo que pasa en Chile.
- En un escenario post – pandemia, el consumo interno del vino también cae; asimismo las preferencias de los consumidores cambian, van hacia vinos orgánicos, naturales y de bajo alcohol, ¿el Instituto está acompañando esa tendencia con algunas medidas?
Veo una gran oportunidad en los vinos orgánicos, ya que la producción de Argentina aún es menor que la demanda, sabemos que la transformación necesita tres años, hay que certificar y ser serio y coherente. La transformación a orgánico debe, además, tener en cuenta la comercialización; la tendencia de lo saludable no es una moda, es algo que se está instalando en todo el mundo. Lamentablemente Argentina no tenía estadísticas de superficie orgánica, y por primera vez este año el INV pidió esta información y encontramos que tenemos 8000 hectáreas de superficie orgánica lo cual es muy poco, en relación a la demanda.
- ¿Están relevando también las fincas que están en transformación?
No podemos pedir ese dato porque no sabemos si es un proceso que se va a terminar, creemos que no serviría para la toma de decisión real. Francia tiene 100 mil has de orgánico, el 17% de su superficie es orgánica y crece entre 2 y 3% por año. Lo que da para pensar que lo que hoy es un valor agregado – ser orgánico- pronto será un requisito. Por lo tanto esto tiene que ser un trabajo conjunto en el que el productor y la bodega compartan la rentabilidad. Vemos que los bodegueros están dispuestos a eso.
- ¿Proviar 2 contempla brindar más herramientas para la transformación a orgánico?
Sí está contemplado dar Aportes no Reembolsables a quienes quieran iniciar la transformación, pero no es un regalo, las bodegas y el productor tienen que poner un parte de ese dinero. Hoy estamos en proceso de comunicación y difusión y entendemos que esta medida se va a implementar los primeros meses del año próximo.