¿Cuándo lográs en un evento reunir lo más destacado de la industria del vino de un país, ofrecer una degustación de algunos de los mejores vinos que ha dado el terruño, marcar con ellos claras tendencias de estilo, encontrarte con amigos viejos y nuevos y disfrutar de ese encuentro? Clarísimo, en Argentina Premium Tasting, en el Hotel Intercontinental, Mendoza Argentina.
El evento, craneado y organizado (impecablemente) por Nicolás Aleman va por su quinta edición y me atrevo a decir con conocimiento de causa, que la última fue la mejor.
No me referiré aquí a las clínicas en las que disertaron algunos grandes nombres, como Edgardo del Popolo que estuvo en El Triunfo de Baco en Radio Mitre la semana pasada; sí en cambio quiero hablar de la degustación y de algunos de los grandes vinos que probé.
Los nuevos y los conocidos
A los catadores de vino que llevamos un tiempo en la profesión nos sucede con los vinos algo similar a lo que nos pasa con las personas; con los años les vamos hallando un perfil, una personalidad y hasta un rostro.
Así las cosas no es de extrañar que en una cata a ciegas de 30 vinos, anotemos en los márgenes de las planillas nombres posibles de los/las enólogos/as que los han creado. O al menos a mí me sucede a menudo. En esta cata encontré en el primero de los seis flights que tuvo esta degustación, al inefable “Jijiji” Malbec Pinot Noir 2014 al que identifiqué rápidamente como “un vino de los Michelini” por su desenfado, aunque pude saber de cuál de ellos (Gerardo) una vez terminada la tanda.
También pude diferenciar el Gran Cabernet Franc 2011 de Pulenta Estate, vino del joven Javier Loforte, por su estricta elegancia y sofisticación.
Y si bien para el público el claro ganador de esta contienda (me olvidé de contarles que la gente votó en cada tanda su preferido) fue el Gran Enemigo Cabernet Franc Gualtallary de Alejandro Vigil, un vino que vale unos 800 pesos, yo me incliné por el Monteagrelo Cabernet Franc 2010 de Walter Bressia, en el orden de los 250 pesos. Elegante, frutal, dulce, sugerente y femenino, este vino me invitó a imaginar mundos distantes.
El Malbec y sus tierras
La segunda tanda arrancó pegando de lleno con la diferenciación de estilos de Malbec; y acá volví a dar en el clavo con un Malbec de Juan Pablo Michelini, el Eggo Tinto de Tiza 2013, algo corto en boca, pero por lo demás, fresco y recién salido del parral. También encontré experimentación en el cuarto vino y pensé que detrás podría estar Matías Michelini; y estaba en lo cierto, Eterno Retorno 2013 de Passionate Wine, es un vino que tal vez no agradará a los paladares más establecidos, pero puede encantar a los jóvenes.
Los taninos recios y el estilo vertical, afilado, penetrante de Alberto Antonini también me dieron el pie para descubrir en el segundo vino el Malbec Appellation Gualtallary 2013 de Altos Las Hormigas, cuyo enólogo es el chileno Leo Erazo.
Supe que el ingeniero Alejandro Sejanovich tenía algo que ver con el tercer vino, el TintoNegro 2012, para mi gusto demasiado redundante en nariz; en lo personal bajaría un cambio con la madera.
La alegría llegó cuando supe que el quinto vino del Flight era Aluvional Altamira 2012: el favorito de la gente, y el mío! Peso en el medio de la boca, ese volumen que se deja apreciar, texturas, huellas de piedra y mineral, pero también terciopelo y carne, nariz media, correcta, no se impone, en el balance final es uno de esos hombres que te gustan porque tienen alma, además de glúteos firmes.
Las joyas de la abuela
En lo que resta de esta nota no hablaré ya de todos los vinos porque hay clásicos como el Bramare Zingaretti Vineyard de Cobos o el Trapiche Iscay Malbec que no precisan de más comentarios.
Ponerle el gancho a algo que no conocías, eso es interesante. En el tercer flight me topé para mi bien con un single vineyard de Pepe Galante, La Pampa Plot 21 Malbec 2011. Impresionante. Ambrosía, amararetto , violetas, leche, crema, queso untuoso, higos, pimienta, qué no encontré en la nariz de ese Malbec? En boca, dulzor y redondez. Recomendadísimo por mí y por Stephen Tanzer a 480 pesos.
Bien por Catalpa assemblage 2011 de Atamisque (enólogo Philippe Caraguel), rico, lleno en boca, untuoso, largo, para paladear sin cansarse. De la serie el más aplaudido fue Doña Paula 1100 2013 de Marcos Fernández, un blend que resultó en explosión de aromas; flores, hierbas, mañanas campestres perfumadas de azahar. Un golazo a sólo 210 pesos.
En el quinto flight lo único que les puedo decir es que los blends eran excelentes y costó poner a uno por encima del otro: mi preferido fue el Enzo Bianchi Blend 2010 de San Rafael, ya que si bien es un vino consistente, que llena la boca e invade los sentidos, siempre permanece gentil y fresco, permitiendo un diálogo que dure largas horas. Por cierto, uno de los más caros de la degutación 920 pesos.
Por último, pero no menos importante, tuve el placer de volver a comprobar que Finca Los Nobles Malbec Verdot 2011 es, fue y será uno de los mejore vinos argentinos. Elegancia, fineza, frescura, realce, pura fruta de Luján, y aplausos para este vino que pasó 15 meses en guarda antes de salir al mercado y del que sólo se elaboran 12000 botellas.