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Flamante bodega de Luján abre al turismo e inaugura un «business lodge»

Bodega Anaia, Wines from the Andes abrió esta semana su Espacio de Enoturismo,  sumando a la belleza de su paisaje, video mapping y tecnología de precisión con sistemas avanzados de gestión, entre otros atractivos, para conocer todos los detalles acerca del viñedo y su entorno.

Anaia es un proyecto de capitales principalmente argentinos, que nace bajo la idea de “Domaine” – los vinos se elaboran con uvas de la propia finca ubicada en Agrelo, Luján de Cuyo- ; la bodega fue diseñada por los arquitectos mendocinos Gabriel Japaz y Pablo Guerra, y edificada por Santiago Monteverdi Construcciones. La arquitecta Luisa Yanzón tuvo a su cargo el interiorismo de los espacios y la empresa Creative PMO, la dirección de proyecto.

En la planta alta está el sector destinado al Enoturismo, compuesto por una sala con capacidad para 30 personas con vista panorámica a la Cordillera de los Andes y balconeo a la sala de tanques y de barricas. Acceso por rampa, amigable para personas con dificultad de desplazamiento. En planta baja, una sala de degustación equipada con una sofisticada instalación multimedia brindará una experiencia sensorial única en su tipo.

Anaia cuenta, además, con una casa de visitas o Business Lodge la que se destinará al turismo corporativo para realizar reuniones anuales de directorio; team building; actividades de coaching y mentoring cerca de la ciudad de Mendoza.
La experiencia de Hospitalidad de Anaia Wines está a cargo de Mariana Borzani, con 14 años de experiencia en el sector Enoturístico y formada como Sommelier internacional.

Acerca de la bodega: arquitectura

Anaia emerge de la tierra, siguiendo un estilo arquitectónico que simula un plegamiento del cual aflora el edificio, y alberga una capacidad de hasta 300.000 litros.

Una particularidad de la finca que rodea el establecimiento son sus viñedos, delineados en forma irregular, como si fuesen un vidrio roto. Esta aparente forma caprichosa –que se refleja reiteradamente en el mobiliario, lámparas y etiquetas- responde a la lógica de haber seleccionado cada sector de la finca para las cepas más aptas para ese tipo de suelo, siguiendo el concepto de terroir.

“Tanto la bodega como la vivienda forman parte de un conjunto que dialoga entre sí, donde las visuales hacia la Cordillera entre lagunas de riego utilizadas escenográficamente, permiten un juego de imágenes, reflejos y sonidos del agua que recuerdan que Anaia pertenece al sistema del oasis central de Mendoza, donde el agua como recurso cumple un rol fundamental y a la que se homenajea. El diseño de la bodega está inspirado en la tierra y el paisaje de Mendoza; en su topografía de montañas; en la flora xerófila de sus cerros; en la textura y el color de sus rocas milenarias, y en el cambio de tonalidades terrosas, que responde a distintos estratos que fueron sedimentando a través de miles de años”, comenta el arquitecto Gabriel Japaz.

Tal como el vino nace de la tierra, Anaia emerge de la misma con la fuerza de un plegamiento tectónico, en este caso construida en hormigón, que es la “roca líquida” como lo definió Le Corbusier, el arquitecto más influyente del siglo XX.

Espacialmente el edificio es sencillo y contundente: un prisma rectangular de 11 metros de ancho por 100 metros de largo en donde se suceden en forma lineal los distintos sectores que la gama de estos vinos necesita.
El sector Vendimia se puso en marcha en 2019 (con la nave de fermentación, nave de barricas, nave de botellas y galería de expedición).

Los inversionistas

Combinando la creatividad y experiencia empresarial de Osvaldo del Campo accionista principal y CEO del grupo de empresas Galileo Technologies y numerosos emprendimientos en todo el mundo) y el conocimiento comercial y técnico de Patricia Serizola, Sommelier apasionada por la viticultura y enología en todas sus etapas, nace este proyecto donde la pasión por hacer e innovar lo es todo.
“Nos autodefinimos como hacedores naturales de emprendimientos, generadores permanentes de momentos gratos para ser compartidos con colegas y amigos, y poder transmitir y contagiar esa pasión por honrar la vida en todas sus etapas”, cuenta Patricia Serizola CEO del proyecto.

El terruño

En agosto de 2016 se adquirieron 72 hectáreas de viñedo en Agrelo a una altitud de 960 msnm,  donde las devastadoras heladas son la amenaza principal de cada cosecha. Las marcadas amplitudes térmicas entre el día y la noche favorecen el desarrollo de vinos de alta calidad que caracterizan a la región. Suelos profundos de preponderancia arcillosa cambian hacia el oeste hacia texturas franco arenosas.

La plantación en la actualidad cuenta con Malbec en parral de más 40 años de antigüedad en una superficie de 2,5 has en pie franco y espaldero alto, también de Malbec, plantado en el año 2003 sobre pie americano en una superficie de 8,5 has. En espaldero alto, Cabernet Sauvignon plantado en el año 2003 sobre pie americano en una superficie de 8,5 has. En variedades blancas, la finca posee 1,5 has de Viognier y 2 has de Sauvignon Blanc, ambas en espaldero alto plantado en 2004 sobre pie americano.
En el año 2017 se construyó un reservorio de agua para 15 millones de litros y se amplió la plantación con las siguientes variedades en alta densidad, espaldero alto y pie franco: Petit Verdot, Cabernet Franc, Syrah, Ancellota, Pinot Noir, Tannat y Merlot.

La bodega
Equipada con tecnología de clase mundial y un método absolutamente innovador desarrollado por el equipo de ANAIA, se elaboran los vinos (sin estresarlos en ningún momento) utilizando los novedosos mates de concreto.
Los mates son ánforas de 9.600 litros para fermentación y crianza que incorporan un mecanismo basculante, el cual permite mantener en forma selectiva el contacto de los sólidos con los líquidos, minimizando el uso de bombas en remontajes y trasiegos.
La utilización del roble se realiza a través de microvinificaciones y/o crianza en barricas de roble francés de 500 lts y cubas de roble francés de 4500 lts con el objetivo de moderar su intervención en el proceso enológico.