Por Gabriela Malizia
En esta nota explicamos los principales obstáculos y trabas que empezarán a sufrir los productores y exportadores a partir de la Resolución 7030 del Banco Central.
Es pronto para medir en toda su amplitud el impacto que tendrá el nuevo cepo al dólar sobre la industria del vino, ya que la Comunicación A – 7532 del Banco Central se dio a conocer el pasado lunes y las entidades bancarias recién comienzan a ver la letra chica para cada operación.
No obstante, las luces de alerta ya se encendieron en las cámaras empresarias, que ven en esta medida un inminente aumento de precios en insumos importados, cuya producción es imposible suplir en Argentina, llámese corchos, barricas, botellas especiales, tanques de acero inoxidable, productos enológicos, por sólo mencionar unos pocos. Ante dificultades para pagar al proveedor extranjero, de seguro habrá menos oferta de estos productos.
Hay alarma en los exportadores ya que esta resolución restringe – entre otros- pagos de servicios en el exterior, como son las acciones promocionales conjuntas que se hacen con los importadores en los principales mercados, y de las cuales depende la visibilidad o permanencia de un vino en góndola.
Para entender cabalmente la cuestión – hasta donde se puede a la fecha- , recurrimos a Carlos Clément, especialista en Comercio Exterior y temas aduaneros. Con su habitual claridad Clément dijo que este no es un cepo, sino un “súper- cepo”.
Bienes de capital. En la mayoría de los casos no se van a poder pagar anticipadamente o se podrá pagar sólo una pequeña parte. Un problema mayúsculo porque los vendedores desconfían de la capacidad de pago de Argentina y no quieren embarcar la mercadería sin estar seguros de su cobro posterior. Hasta el viernes pasado había un límite de hasta un millón de dólares permitido para pagos anticipados pero ahora la Com 7521 del BCRA lo eliminó. «Se puede pagar hasta el 80% de la mercadería si uno t iene el documento de embarque, o sea si la máquina que uno compró ya está en camino y aaún no despachaste aduaneramente esa máquina. Cuando uno lo haga, recién podrá pagar el 20% restante, o se a completar el 100%, explicó . Pasándolo a criollo: a menos que la bodega sea íntima amiga del importador, o éste no dude de la solvencia y voluntad de pago de aquélla, no embarcará. .
Resto de los bienes. En el caso del resto de los bienes, los pagos se pueden hacer sólo en función de dos controles que hace el BCRA de forma sistemática: En primer lugar, éste compara las importaciones oficializadas y los pagos realizados desde enero del 2020 hasta la fecha. Conforme a lo normado por la Com. A – 7030 permitiendo hasta u$s 250.000 de pagos superiores a los despachos de importación oficializados desde aquella fecha. Si esa diferencia supera tal valor, no podrá pagar importaciones, salvo algunas excepciones, explica Clément.
Restricción generalizada. A su vez está el control por la SIMI (es algo parecido a la antigua DJAI, ahora se llama Sistema Informático de Monitoreo a Importaciones) que hace el BCRA, que a su vez tiene que decidir a quien deja o a quien no deja pagar al contado. El universo arancelario se divide en dos tipos de mercaderías: con Licencia Automática (LA) y con Licencia No Automática (LNA). Hasta el viernes pasado, a las posiciones que tienen LA, el BCRA las categorizaba en «A» (podían pagarse como se hubiera convenido con el proveedor extranjero, incluso anticipadamente) y «B» sólo pueden pagarse habiendo transcurrido 180 días – o 90 días en el caso de algunos fertilizantes- desde la oficialización del despacho aduanero.
El BCRA asigna «A» cuando no se supera niveles de importaciones de esa empresa en 2020 y 2020 y 2021 y «B» (pago a 180 días) cuando hay «excesos». Antes el BCRA permitía al importador pagar como quisiera las posiciones que tienen Licencia No Automática, incluso anticipadamente. Desde la aplicación de la A-7532, todo el universo arancelario está sometido a la «categorización del BCRA en A o B en función de los niveles de importación de 2020 y 2021. Es decir que desde ahora una SIMI aprobada, de posición con LNA, será sometida al control del BCRA con un límite de valor en función de los montos pagados en concepto de importación en 2020 y 2021.
¿ Cuáles son estos productos? Esta semana instituciones como Bodegas de Argentina y otras cámaras empresarias comenzarán a ver el caso de cada insumo importado, para conocer cuál será el impacto.
Servicios. Por último, a los pagos de servicios en el exterior también se les puso límite. Volviendo al ejemplo de pago de promociones en góndola, si la empresa pagó por ese servicio el año pasado u$s 240.000 en 12 meses, en primer lugar el BCRA no le permitirá pagar más de ese monto durante todo 2022, y aunque la norma comenzó a regir en Junio, si en lo que va del 2022 pagué por ejemplo, u$s 200.000 en ese concepto, el BCRA calcula que estoy pasado de lo que podía gastar por mes y por tanto, me exigirá esperar hasta noviembre para gastar los u$s 40 mil que me quedan. Conclusión: la bodega perdió la posibilidad de hacer la promoción y un competidor se quedó con la oportunidad.
Una “delicatessen” de la 7532 es que los organismos públicos o empresas con participación mayoritaria del Estado están fuera del control de la Resolución. Esta rige sólo para los privados.
Por último, Clément explicó que la operatoria por pago de mercadería que hubiera llegado a zona franca que antes estaba excluida de estos controles, ahora no está excluida ni de la SIMI ni de los controles del BCRA. “Si bien no está escrito en la normativa, se dice que así será” detalló.
“La vitivinicultura debería estar exceptuada”
Empresario del vino y máxima autoridad de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), José Zuccardi, dijo claramente que una industria como la del vino no debería estar sometida a esta resolución. “Una actividad altamente generadora de dólares como la vitivinicultura debe tratarse de forma particular y sin ningún tipo de trabas. Estamos esperando que los bancos nos indiquen exactamente como es la implementación de la medida. No hemos tenido oportunidad de gestionarlo, hoy es el primer día que nos está permitiendo girar pagos al exterior, vimos que no hay restricciones en cuanto a pagar los fletes por ejemplo, pero todavía no sabemos bien cómo impactará la medida en los demás rubros”.
Enfatizó en este sentido que trabar pagos de servicios al exterior “nos va a significar una pérdida de exportaciones que dejará sin duda un saldo negativo, ya que serán muchos más los dólares que no ingresan que los que dejan de salir. En el caso del vino, la proporción es 10 a 1 o más”.
Por su parte, el vicepresidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) indicó que la industria sufrirá estragos en los precios. “Sobre todo en insumos secos y los insumos enológicos, lo que no se produce en Argentina, tapones en general, parte de vidrio, que sí se produce pero hay que importar, sobre todo envases especiales,: todo lo que tiene que ver con gráfica (tintas y papeles especiales son importados), productos enológicos: levaduras, aditivos, bacterias, que sólo en parte se producen en Argentina , barricas (en su mayoría importadas), el acero es importado y si bien hay industria metalúrgica local, la materia prima no se produce en Argentina. Cuando se han tomado estas medidas, y es algo cíclico, lo que ocurre es que hay una menor oferta, e impacta sobre el precio del vino y por lo tanto, en las ventas”.
Al no contar con dólares oficiales del Banco Central para pagar las importaciones, el dólar que va a mandar es el contado con liqui, un dólar más caro que el blue. Así las cosas, la ecuación termina en mayor inflación con recesión: “Todas estas medidas lo que terminan produciendo es más recesión. Entendemos que no hay dólares, sabemos que los 4000 millones de dólares se los va a llevar la energía, también hay una alerta importante sobre el combustible, estamos en un cóctel complicado para los próximos meses” visualizó Brennan.