El Director General de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), John Barker, visitó Mendoza por invitación del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Durante su disertación en La Enoteca, Barker abordó la situación vitivinícola mundial y las tendencias de trazabilidad en la industria.
La OIV es una organización científica y técnica intergubernamental que abarca todos los productos derivados de la vid. Su funcionamiento se basa en el consenso de sus 51 países miembros, los cuales representan el 85% de la superficie vitícola mundial, el 90% de la producción y el 75% del consumo global de vino. China fue el último país en unirse a la organización.
Actualmente, la OIV centra sus esfuerzos en el análisis de estos ejes:
- Cambio climático
- Sostenibilidad
- Análisis de los cambios en el consumo
- Factores sociales que influyen en el consumo.

En el congreso de la vid y el vino en Moldavia, que se realizará próximamente, la organización está implementando un cambio estratégico que requiere una mayor participación del sector privado. Por ello, se invitará a representantes de este sector de todo el mundo al próximo congreso.
Barker enfatizó la importancia de establecer un Día Internacional de la Vid y el Vino el 29 de noviembre, buscando trascender una visión puramente europea de la cultura del vino.
Producción: los números bajan pero hay equilibrios
La superficie mundial de viñedos ha disminuido un 9% desde 2020, principalmente debido a la erradicación de viñedos en Europa por sobreproducción. Estos datos incluyen las uvas de mesa.

En 2024, se registró la vendimia más baja desde 1961, con solo 226 millones de hectolitros. La causa principal es el cambio climático, que ha provocado heladas, inundaciones, granizo y plagas tanto en el hemisferio norte como en el sur.
El impacto del cambio climático es real y grave, impidiendo la compensación de cosechas (un año bueno seguido de uno malo) como ocurría en el pasado.
Consumo:
El consumo global de vino fue de 214 millones de hectolitros, una reducción del 3,3% en relación con 2023. Esta caída se atribuye a factores económicos como la inflación y la pérdida de empleo, llevando a los consumidores a gastar menos en productos «superfluos» como el vino.
Aunque se considera que esta situación es transitoria, subyacen cambios generacionales y sociales, ya que las nuevas generaciones socializan de manera diferente.
Los mercados más grandes, como Estados Unidos (bajada del 4%) y China (bajada del 19%), experimentaron disminuciones. Mercados en desarrollo como Japón, Australia y Sudáfrica también muestran un menor consumo.
Los mercados tradicionales (Europa) son los que más cuota están perdiendo, influenciados negativamente por las políticas de la Unión Europea. Por otro lado, en mercados donde el consumo era tradicionalmente bajo (Canadá, Estados Unidos, Sudáfrica), el consumo aumenta lentamente, sugiriendo una convergencia cultural global.
El consumo de vino tinto está cayendo en todos los países.
Los vinos blancos y espumantes se mantienen estables.

Equilibrio y Oportunidades:
La buena noticia es que la baja producción y el menor consumo de los últimos dos años han logrado un equilibrio global entre la oferta y la demanda de vinos.
En promedio, unos 30 millones de hectolitros anuales se destinan a productos industriales derivados del vino como vermuts y destilados.
Comercio Internacional y Precios

El consumo de vino se ha extendido a diversos países, y el precio promedio es estable y relativamente alto (3,6 euros por litro).
Argentina, con un precio promedio de 3,04 euros por litro, se ubica como el quinto país con el precio promedio más alto en exportación, justo por debajo de Italia (3,27 euros).
En volumen, Italia sigue siendo el exportador más importante, mientras que Francia lidera en valor, especialmente por sus champagnes y vinos de Burdeos y Borgoña (con un precio promedio de 10 euros por litro).
Nueva Zelanda también tiene un precio promedio alto (4,20 euros), mientras que España tiene un valor por litro la mitad que Argentina, y Chile se sitúa en torno a los 2 euros por litro.
Desafíos y oportunidades para el sector

Barker enfatizó la necesidad de ver la situación actual como un desafío y una oportunidad. En este sentido recomendó a las empresas del sector privado y a los gobiernos locales poner énfasis en estos puntos:
Sostenibilidad Ambiental: El sector vitivinícola es un líder en sostenibilidad productiva. Es crucial comunicar a los consumidores que el vino es un producto sostenible, demostrando el compromiso con el medio ambiente para mantenerlo como un producto de alto valor.
Nuevos Consumidores: Es imperativo invertir en comprender a los nuevos consumidores, ya que sus gustos están cambiando. No se trata de una catástrofe, sino de una oportunidad para innovar y contar la historia del vino a las nuevas generaciones, generando esperanza para el futuro.
Salud y Consumo: En el debate actual sobre la salud, la OIV recomienda basarse en la ciencia y la evidencia. Si bien no se niegan los aspectos negativos del consumo excesivo, se pone el acento en la baja peligrosidad del consumo moderado o bajo para la salud, resaltando el gran valor cultural y de desarrollo asociado al consumo moderado de vinos, contrarrestando información sesgada.
Cooperación Multilateral: Es fundamental apoyar la cooperación multilateral para la estabilidad comercial, con reglas internacionales claras para el comercio.
Mirando Hacia el Futuro: Resiliencia e Innovación
El sector está produciendo los mejores vinos de la historia, gracias a la tecnología, el conocimiento y las habilidades actuales. El vino es un producto de altísima calidad y el sector ha demostrado su resiliencia a lo largo de 8 mil años, con capacidad de innovación. Existe una base de consumidores fuerte y diversa (214 millones de hectolitros). En un momento de cambio, el vino es un producto que une, y es vital validar y destacar su autenticidad, como un «producto real de la tierra» sostuvo Barker.
Tendencias en Medidas de Control del Vino
Las técnicas de autenticación del vino son cada vez más precisas y permitirán conocer más sobre origen, características y variedades en el futuro.
Técnicas Analíticas: Se utilizan análisis isotópicos, espectrometría de masa (ICP MA), cromatografía, análisis protónicos, ADN e Inteligencia Artificial (IA). La exactitud de estas técnicas depende de la calidad de las bases de datos subyacentes. Argentina posee bases de datos bien construidas, lo que es valioso para la verificación de la «huella química» de los vinos exportados.
Interpretación de Datos: Aunque los equipos tienen bases de datos propias, existe el riesgo de interpretaciones erróneas. Algunos mercados pueden interpretar las pruebas de manera sesgada para responder a las preguntas de los compradores (ej: presencia de magnesio en el terroir).
Trazabilidad: La trazabilidad es un requisito básico para acceder a los mercados. La OIV analiza estándares internacionales de trazabilidad, ya que los minoristas exigen normativas privadas (ISO, BRC, GSFI) para códigos QR que permitan al consumidor verificar la trazabilidad de los vinos.
Indicaciones Geográficas: Las indicaciones geográficas (IG), que representan una zona y su promoción a través de distintos productos, ayudan a mantener las marcas de vino a flote al funcionar como una «marca compartida».
Otras Consideraciones y Debates
OMS y Consumo de Alcohol: Frente a la fuerte promoción de la OMS contra el consumo de alcohol, la OIV subraya que la evidencia científica indica que un consumo bajo o moderado conlleva bajo riesgo. Se busca contrarrestar la información negativa resaltando el valor cultural y de desarrollo asociado al consumo de vino.
Pasas, Uvas de Mesa y Vinos Sin Alcohol: Se observa un incremento en la producción y consumo de pasas y uvas de mesa, especialmente en India y China. Los jugos de uva también crecen, destacando sus propiedades nutritivas. En cuanto a los vinos desalcoholizados, el sector es aún pequeño para tener datos significativos, aunque se observa mucha promoción en redes sociales. La OIV los considera valiosos por expandir la gama de productos y los mantiene dentro de la «familia del vino».
Definición de Vino Desalcoholizado: Existe un debate sobre si un producto sin alcohol puede seguir llamándose vino. La OIV, por una cuestión pragmática, decidió mantenerlo dentro de la familia del vino (como «bebida obtenida de la desalcoholización del vino»), para evitar dejar el espacio a otros productos que compitan con el vino.
Tendencias en Bebidas Alcohólicas:
Espumantes: El Prosecco y el Cava español han sido resilientes a la reducción del consumo. El Champagne enfrenta dificultades por su precio, mientras que otros espumantes de menor costo son más consumidos.
Vinos Ligeros y Blancos: Los consumidores se alejan del vino tinto en todo el mundo, buscando vinos más frescos, ligeros y blancos.
Nuevas Categorías: Se han intentado con los vinos naturales, rosados y naranjas, y se continúa evaluando sus resultados.
Integración de la IA: La OIV encargó un estudio sobre tendencias digitales antes del auge de ChatGPT. Si bien el mundo ha cambiado drásticamente, actualmente no tienen un programa específico sobre la incorporación de la Inteligencia Artificial en la organización.