Por Soledad Andreu – Especial para El Triunfo de Baco
En las zonas vitivinícolas de Argentina y en Mendoza, en particular, el vínculo entre la plástica y el vino se ha estrechado al incorporar algunas bodegas salas de exposiciones de arte -esto incluye muestras de pintura, escultura, cerámica, barricas intervenidas por artistas, además de muchas bodegas lucir importantes colecciones permanentes de arte en sus paredes- , tal el caso de Bodega Santa Julia, Casa Vigil, Terrazas de los Andes, Killka, Renacer, Antigal, Finca Agostino, Catena Zapata o Estancia Bodega El Retiro, entre muchas otras, que en algunos casos se trata incluso de arte realizado in situ, como algunas piezas artísticas que se pueden ver en Finca Minimal por citar un ejemplo .
Otro lazo reconocible es el sponsoreo de bodegas al mundo artístico como lo hace Chandon en el espacio ArteH y otras colaboraciones similares que existen entre el mundo del arte y las bodegas. Pero aquí también echaremos una mirada sobre de relación directa del artista con el vino, ya sea en obras pictóricas, fotográficas o escultóricas.
Entre los artistas que se apoyan en la vitivinicultura para su trabajo se encuentra José Pepe Lardone (también conocido como Von Pepe), mendocino de 62 años que se autodefine como “embajador del vino”. Lardone se vinculó con la industria a través de su estudio de Arte y Diseño, que mantuvo activo hasta 2015, a través del cual trabajó con la “vieja guardia” de bodegueros especializándose en diseño de etiquetas, un camino que lo llevó desde los años 80-90 a participar, competir y ganar concursos de etiquetas, obteniendo medallas de Bronce, Plata y Oro en Burdeos (Francia).
Con el cambio de milenio, Pepe eligió estudiar nuevas formas para pintar con vino y así creó su propia técnica, que incluso tiene patentada, llamada “Monocromías en Malbec”, la cual se caracteriza por mutar de color con el paso del tiempo debido a la oxidación del vino. Y si el camino del diseño para etiquetas lo llevó a ganar premios internacionales, serán sus pinceladas las que lo harán trascender aún más las fronteras de Mendoza, llegando a convertirse en un “artista extremo” por haber pintado con Malbec en la cumbre del Cerro Aconcagua con motivo del Bicentenario de la Batalla de Chacabuco (2017) y en la Base Marambio de la Antártida Argentina, en 2019. Además, hay cuadros suyos en el Vaticano, ya que en su momento fue elegido por el gobierno argentino para representar con Malbec una imagen de Santa Rosa de Lima para ser entregada al Papa Francisco en su asunción, y también obsequió otro cuadro a la Guardia Suiza en el 510° aniversario de su creación. “Hasta el expresidente de Brasil Michel Temer tiene una de mis obras con Malbec”, afirma José.
Para pintar, Pepe utiliza su propio vino, que elabora con uvas Malbec de Luján de Cuyo, bajo la supervisión de su amigo el enólogo Esteban Roldán, con planes de lanzarlo al mercado en partidas limitadas. “Mi arte estará presente en las etiquetas de mi vino -explica-, las cuales serán coleccionables y estarán relacionadas con la temática de la cultura grecorromana”. Para finalizar, comenta que entre sus próximos proyectos se encuentra una muestra para 2025 “que tiene que ver con el Regimiento 11 ‘Los Leones’ General Las Heras, fundado por San Martín durante la Guerra de la Independencia, y una propuesta para exponer que me ha llegado de la Bodega Vila, en Maipú”.
Land art de exportación pintado con vino lujanino
Nacido en San Juan y afincado en Mendoza, Orlando Pelichotti es un artista plástico reconocido dentro y fuera de nuestra provincia por su labor como artista, docente y foto-periodista para un medio local. Al momento de la entrevista, Orlando se encontraba preparando su viaje para participar de la 15a Bienal de Arte Contemporáneo de La Habana, uno de los principales eventos de América sobre el tema, con la presencia de más de 400 profesionales de todo el mundo. “Tuve el honor de haber sido invitado entre los pocos artistas seleccionados por Argentina”, señala Orlando.
En Cuba, Pelichotti va a estar presentando obras de pintura y fotografía, a la vez que dictará algunos talleres. Entre lo más destacado que llevará se encuentra el impresionante foto-mural de cinco cuadras de extensión –“cuya construcción lleva unos 10 días de trabajo aproximadamente”–, y sus creaciones de land art (corriente de arte contemporáneo donde el paisaje y la obra están estrechamente enlazados) que Orlando pinta con café, seleccionado personalmente en la provincia de Misiones, y con vino de Mendoza que le provee la bodega Terraza de Los Andes.
Corchos y volcanes de tinto
Fernando Jereb ha estado vinculado desde siempre con el mundo del vino y esta conexión se ha expresado en su arte de distintas formas: desde pinturas realizadas con las borras del vino que elaboró durante 15 años junto a su familia -algunas de las cuales formaron parte de una muestra sobre corrientes migratorias en Liubliana, Eslovenia (2011)- pasando por la simpática serie de los “Corchos-Casa” y las etiquetas creadas para varias bodegas, además de otras incursiones como la obra Cabeza de Alcornoque, “especie de autorretrato” incluido en representación de Mendoza en el catálogo 2004 de la Fundación del Banco Nación Argentina.
“El vino me apasiona y me lo tomo”, bromea Jereb, mientras recuerda cómo logró conjugar sus dos amores: “Hace unos 20 años empecé a buscar formas nuevas de hablar sobre el mundo del vino que no sea la típica iconografía, y así empecé a trabajar con corchos como elementos de guarda del vino. La Fundación Favaloro me compró una obra –un corazón hecho con dos mil corchos cortaditos–, que está expuesta en la sede de la Fundación en Buenos Aires”.
Por si fuera poco, Fernando está por presentar la tercera partida de su vino Jereb Corazón, elaborado con el asesoramiento del enólogo Alejandro Sejanovich y su equipo de Bodega Manos Negras, cuya etiqueta ha sido diseñada por Gachi Ruth Domínguez. “Se trata de un Gran Blend 2018 elaborado con Malbec, Cabernet Franc y un toque de Petit Verdot, todas uvas provenientes de viñedos de Altamira, San Carlos. Es un tinto elegante y salvaje a la vez, con 12 meses de guarda en barricas”, explica.
Consultado acerca de su experiencia de crear etiquetas para vinos, Jereb comenta que ha realizado varias colaboraciones para distintas bodegas. En el caso de Familia Zuccardi, “el encargo que ellos me hacen es el retrato de las fincas, y con esa premisa yo busco la esencia de cada lugar, los elementos que sinteticen su potencia”. Y añade: “Ahora estoy haciendo algunos trabajos desde mi mirada personal sobre la tierra, y han ido apareciendo los volcanes como síntesis de la fuerza terrenal. Volcanes en erupción que tiran agua pura y otros que tiran vino tinto… El trabajo se hace a partir de muchas visitas al campo y surge de charlas que hemos tenido desde el respeto de la bodega por la naturaleza, y yo lo que hago es sintetizar con mi arte esa filosofía de la viticultura de altura o de montaña, que también lo estoy viendo con gente de Chateau d’Ancon, buscando simbología de otros terroirs del Valle de Uco”.
La ruta del vino y también del arte
Cuenta Julia Zuccardi: “La Cava de Arte de Bodega Santa Julia nace hace unos 15 años como iniciativa de mi abuela Emma Zuccardi, precursora de este espacio que en todo este tiempo no ha parado de crecer –y añade–. Hasta sus 94 años, ella manejó la sala junto con nuestra curadora, Pupi Agüero, y ahora tomé yo el relevo”.
Desde la bodega entienden el vino “como parte de nuestra cultura. Por lo tanto, al conocer la bodega, a un visitante no solamente le estás contando sobre el vino en particular sino también la historia del lugar, y en ese sentido consideramos que tener este espacio de arte le da un plus a la experiencia de la visita”, dice Julia.
La premisa de la Cava de Arte siempre ha sido consolidarse como un espacio para artistas mendocinos, con el objetivo de mostrar el arte local. Realizan entre cuatro y cinco muestras anuales, que se van cambiando cada dos o tres meses buscando distintos perfiles artísticos, tanto de cuadros como de esculturas. “A veces la muestra está dedicada a un solo artista y otras son muestras colegiadas; así como en ocasiones los convocados son grandes maestros, y en otras, artistas jóvenes que se están destacando”, cuenta Zuccardi.
Como parte de las actividades de este espacio, se creó el proyecto Cosecha de Artistas que, cuenta Julia, también fue una idea de su abuela. “Se trata de una jornada en la que invitamos a todos los artistas que alguna vez han sido parte de la Cava de Arte, donde tienen la oportunidad de cosechar uvas o aceitunas, tras lo cual almorzamos todos juntos. La última jornada congregamos a unos 60 artistas. Suelen ser unos cuatro o cinco plásticos nuevos por año, o más si hay muestras colegiadas”, menciona. La idea es que esa actividad inspire una obra: “Les damos unos dos meses para que creen, y ya con el trabajo de elaboración y de creación artística finalizados les entregamos a cada artista dos cajas del producto con su propia etiqueta, y además guardamos algunas botellas para exponer en nuestra bodega”.
Con respecto a las etiquetas de vinos Santa Julia y Familia Zuccardi realizadas por artistas, Julia indica que han tenido dos experiencias muy puntuales: Con el citado Fernando Jereb –“a quien contactamos para el diseño de etiquetas de las fincas donde se hacen los vino top de Zuccardi en el Valle de Uco; armamos un proyecto pensado junto a él”–, en donde el artista interpretó con sus pinturas cada una de las fincas, “en un trabajo conjunto con las áreas de marketing y el ingeniero agrónomo”.
En el caso de las etiquetas para la línea de vinos naturales (es decir, vinos elaborados con mínima intervención química o tecnológica, respetando el proceso natural de fermentación y maduración) de Santa Julia, desde la bodega contactaron al artista Emiliano Pierro –quien ya había expuesto anteriormente en la Cava de Arte-, “quien interpretó algunos de los animalitos que tenemos en nuestra finca como mascota o como parte del ecosistema”, agrega Zuccardi.
Para Julia, trabajar con un artista tiene un procedimiento diferente, ya que “no se trata de un diseñador con el que charlás acerca de cambios o sugerencias, sino que hay que dejar que el artista se exprese. Porque no deja de ser una obra de arte que se adapta a una etiqueta, por lo que hay un respeto al planteo del artista dentro de los lineamientos que necesita una etiqueta”, señala.
Para finalizar, Julia explica: “Incorporar arte local mendocino a una etiqueta que nos representa en todo el mundo es una manera de difundir cultura local y acompañar el vino, que ya es cultura en sí mismo”.
La sala de arte “sin límites”
Fernando Flaco Gabrielli, director de la sala de arte de Casa Vigil, cuenta que allí las exposiciones no se circunscriben a un solo espacio arquitectónico, “sino que se interviene toda el área disponible, por lo que consideramos que ofrecemos un ámbito rupturista para exponer el arte mendocino”. Este proyecto comenzó en mayo de 2015 y contó con una primera exposición de Rodrigo Scalzi.
Fernando cuenta que realizan cuatro exposiciones por año, “que van cambiando coincidiendo con las cuatro estaciones: otoño, invierno, primavera y verano”. Y explica que tanto para María Sance como para Alejandro Vigil, los propietarios de Casa Vigil, “la sostenibilidad del ciclo siempre ha estado en que sólo permitimos que expongan artistas locales”. Además, señala que la muestra -que puede visitarse todos los días- suele tratarse de exposiciones colectivas “en donde hay una sinergia entre escultura y pintura”, y cuenta actualmente con exposiciones de Fernando Rosas, Laura Rudman, Sandra Barroso y Leonardo Pintos.
Estos ciclos, que son muy concurridos y también sirven como plataforma para la comercialización del arte –“ya que todos los artistas han vendido obras durante su muestra”–, solamente fueron interrumpidos durante la pandemia. Según Fernando, el mayor reconocimiento lo obtuvieron en 2019 “cuando ganamos el premio Oro a nivel mundial en Australia en el marco del concurso Best Of de las Grandes Capitales del Vino como mejor Ciclo de Arte en Bodegas”.
Además, Casa Vigil cuenta con muestras permanentes en su cava. Desde 2018 está presente el arte de Osvaldo Chiavazza, y también cuentan con esculturas de Mónica Souza y Tachuela, así como en el wine shop, por ejemplo, hay expuestas obras de Ceci Prato y Juan Castillo.
Lo dionisíaco en la obra de Chiavazza
Osvaldo Chiavazza (cosecha 1970), casi no necesita presentación. Las obras de este artista “nacido y cultivado en Mendoza” se encuentran en colecciones públicas como el Museo de Arte Emiliano Guiñazú–Casa de Fader y el Museo Municipal de Arte Moderno de la Ciudad de Mendoza, así como también en colecciones privadas de América, Europa y Asia. En la actualidad trabaja activamente en dibujo, pintura, escultura y, además de ser artista permanente de la colección de Casa Vigil, ha creado etiquetas para botellas emblemáticas como el Reserve y el Appellattion, de Altos Las Hormigas Winery.
Para los responsables de la bodega, “cada terroir refleja su carácter en el arte que Osvaldo Chiavazza ha creado para nuestras etiquetas, donde se aprecia el equilibro de la cultura argentina, hija de Europa y de América a la vez. La sutileza y fuerza profunda de las tierras de los Andes. Lo salvaje, atrevido y también amable. En resumen: los nuevos clásicos andinos”. Puesto a definir su colaboración para crear estas etiquetas, Osvaldo explica: “quise reflejar lo dionisíaco que genera en mi obra el vino, ese producto noble de la tierra que es elíxir, riega y lleva a la embriaguez, tan directamente relacionada con la inspiración”.
En el video institucional que la bodega realizó con motivo del lanzamiento de las etiquetas de Chiavazza, se explica: “Tanto en el arte de Osvaldo como en el vino, los elementos de potencia y fineza no se pueden separar, quedan abrazados a formar preguntas y emociones como las que el viñatero enfrenta en su labor y como las que el amante del vino encuentra al abrir estas botellas”. Además, se hace referencia a la argentina vitivinícola, que tiene en Mendoza y en Cuyo su principal exponente, y a esa historia que conjuga contribuciones de mil procedencias, pero “bajo esta luz y frente a estas montañas”.
La lista podría seguir y seguir, porque son incontables las expresiones artísticas (y sobre todo plásticas) ligadas al vino. Por el momento les dejamos estas líneas para que vayan a disfrutar de una o todas, copita en mano.