El mendocino Ricardo Galante está al frente del equipo de enología de Bodega Fin del Mundo, en Neuquén, junto a Belén Miguel y Bruno Alvarez. Desde San Patricio del Chañar, los vinos, el concepto que llevan y lo que se viene.
Por Florencia Da Souza para El Triunfo de Baco – @flordasouza
Oriundo de San Martín, egresado de la facultad de Don Bosco y con un paso profesional de 5 años en Bodega Trivento, Ricardo Galante es, desde 2011, el gerente de Enología y Campo de la Bodega Fin del Mundo, en San Patricio del Chañar, Neuquén.
“Gracias a la posibilidad que me dio Trivento de hacer pasantías en el exterior, conocí en Francia a Michel Rolland y por él quedé relacionado con Fin del Mundo. Vine por tres meses y ya pasó más de una década. Tengo dos hijas neuquinas y acá estamos”, se apresura a contar Ricardo antes de empezar a hablar de vinos y uvas.
- ¿Cuál es el concepto de los vinos de Fin del Mundo con el que quieren llegar al consumidor?
Durante mucho tiempo tratamos de definir un estilo enológico. Yo siempre apunto a lo mismo: tratar de que los vinos reflejen la frescura de la Patagonia. Aquí tenemos un clima de noches muy frescas. No es un clima frío, pero sí de noches frescas. Es una de las regiones que más amplitud térmica tiene comparada con otras del país. Y eso es muy favorable para la uva; la planta descansa durante las noches y preserva los ácidos naturales que después se reflejan en frescura en los vinos. Y nos enfocamos en que eso se note. Por año, procesamos 7 millones de kilos y tenemos muchas líneas de vinos. Tratamos de que todos sean vinos frescos, bebibles, amables.
- ¿Esta es, tal vez, la característica más sobresaliente del Malbec patagónico, en comparación con Malbecs de otras zonas?
Justamente, con esta uva, se hizo un estudio a nivel país durante 5 años, elaborándolo en distintas regiones. Y la característica del Malbec de San Patricio del Chañar fue el aroma floral muy por encima de todos los otros. San Patricio tiene mucha violeta, mucho carácter floral y unas marcadas notas minerales.
En la foto Bruno Alvarez, Ricardo Galante Florencia Da Souza y Belén Miguel.
- ¿Por qué el Pinot Noir es, a tu juicio, varietal estrella de Patagonia?
Yo me di cuenta cuando llegué acá que el Pinot Noir se da mejor que en otras regiones; pero de ninguna manera es la única uva que se da bien en la región. En Patagonia, el ciclo del Pinot Noir es más lento por el clima. Se logran vinos muy equilibrados y con poca acidez. En Fin del Mundo es el varietal al que le dedicamos más atención todos los años porque, por un lado, tenemos mucho plantado (casi 100 hectáreas) y, por el otro, es la primera uva que cosechamos. Es una variedad muy sensible a cualquier cambio y por eso, analizamos mucho la forma de poder lograr y mantener un estilo. Es el que más estudiamos y dedicamos. Aquí aprendí a querer al Pinot Noir.
- Actualmente, ¿están trabajando en alguna nueva etiqueta, proyecto?
Nuestro primer vino en 2002 fue el Special Blend, un tinto trivarietal (Malbec, Merlot y Cabernet Sauvignon), que es nuestro vino ícono. Desde hace algunos años, nos dedicamos a elaborar un compañero de este tinto, pero blanco: Special White Blend, conformado por Chardonnay, Semillón y Sauvignon Blanc. Está el corte definido, aunque todavía no está hecho. Será todo fermentado y conservado en barricas y su valor será el mismo del tinto, alrededor de los 3.600 pesos.