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Plantar un viñedo nuevo: cuáles son los costos y factores a tener en cuenta

Pese a la baja de la superficie cultivada, la vitivinicultura genera proyectos nuevos tanto en gama alta como baja. Los montos de inversión que se requieren para implantar una hectárea y las variables en juego.

Por Diana Chiani – Especial para El Triunfo de Baco

Las nuevas plantas con la cordillera detrás, las hileras, las uvas pequeñas y el paisaje en su conjunto que muestra un viñedo que nace están lejos de haber salido de un repollo. En la semana en que se celebró el Día del Ingeniero Agrónomo (6 de agosto), la pregunta es cuánto hay que invertir para cultivar una hectárea de uvas vinificables. En realidad, no solo se trata de la apuesta inicial sino de las distintas cuestiones a tener en cuenta para llevar adelante la plantación con los costos de producción actuales.

El último censo anual publicado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) indicó que en 2023 hubo una disminución de 2.200 hectáreas (ha) y 63 viñedos en la superficie total de vides del país. Según los datos, la tendencia es que cayeron las hectáreas con destino a la vinificación y mejoraron las aptas para uva de consumo en fresco. Al ser una cantidad mucho menor en el espectro total de viñedos, el aumento de las 222 ha de variedades de mesa no tienen gran incidencia en la masa total implantado.

Pese a esto, se ven nuevas inversiones en el rubro. Y no se trata solo de la alta gama sino también de uvas genéricas que para algunos pueden ser rentables todavía. En especial si se tiene en cuenta la renovada apuesta a las exportaciones que podría dar aire fresco al alicaído mercado interno. “Hay productores que están invirtiendo en plantaciones nuevas ya que tienen un sistema que les permite, todos los años, ampliarse un poco”, destacó Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi).

Agregó que en la actualidad esto se da más en el Valle de Uco, pero que también se ven en las zonas Este y Norte aunque aquí es más común ver una suerte de reemplazo de los productores chicos por otros grandes. En este punto, los datos del INV señalaron que respecto del 2010, han disminuido –principalmente- los viñedos de menos de 10 ha y, de manera específica, los comprendidos entre 1 y 5 hectáreas.

El diseño de una inversión de largo aliento

El ingeniero agrónomo Pablo Minatelli explicó que si solo se piensa en la planta o el tipo de variedad, no hay diferencia entre lo que hay que invertir para obtener una variedad de alta gama que una de vino común. “No es que haya plantas más baratas o más caras y que un malbec será más caro que un torrontés”, ejemplificó el profesional y agregó que los distintos precios se dan en si es un barbecho o un injerto. En coincidencia, Ruggeri, que también es ingeniero agrónomo, expresó que el valor de las plantas es el mismo.

Ambos explicaron, sin embargo, que un viñedo de alta gama puede tener otras “prestaciones” que uno de baja no posee en líneas generales. Y aquí es donde comienzan las diferencias entre ambos tipos debido a que, por caso, para una variedad malbec del Valle de Uco se prevé riego por goteo o malla antigranizo, por mencionar los “agregados” más utilizados. Y esto es lo que luego impacta en los costos de producción y mantenimiento entre uno y otro tipo de viñedo o variedad.

En este contexto, Pablo Minatelli, recordó que  al hablar de costos todo “depende” de diversos factores. Antes de enumerarlos, recordó que hay que tener en cuenta la escala de la inversión y del viñedo así como el acceso al crédito. Esto porque los proyectos suelen tener una alta demanda de recursos durante los tres primeros años con rentabilidades muy atadas al precio de la uva y la integración vertical de cada emprendimiento. En líneas generales, son proyectos de largo aliento en el que hay que esperar unos diez años para ver resultados positivos.  

Los principales costos

El ingeniero Minatelli destacó que el primer paso para evaluar una inversión es la planificación por lo que es clave tener claro qué destino tendrán las uvas. Luego, el sitio donde se arme el viñedo incidirá el primer diferencial. En general los viñedos de alta gama buscan altura en donde el pedemonte condiciona el suelo, exige tareas extra y un costo mayor en logística, materiales o personal. “El lugar también establece el acceso al agua y a la energía”, recordó el profesional. Agregó que para bombear agua se debe pensar en una inversión de al menos 100 dólares por metro lineal de perforación. Cifra que no incluye ni el equipo ni el tendido de la red eléctrica cuyo costo dependerá de la distancia y de la potencia necesaria.
“El sitio también condiciona el riesgo climático y en vides orientadas a segmentos de alta gama, la seguridad de cosecha se transforma en una necesidad”, apuntó Minatelli y coincidió Ruggeri. De este modo, la inversión en tela o riego presurizado (defensa activa de helada con aspersión) tiene un valor de 4000 a 6000 dólares cada uno por hectárea. Esto sin contemplar obras adicionales como reservorios y obras civiles, entre otros. Además del lugar, el riego y la protección de un viñedo también hay que pensar en el sistema de poda que se va a utilizar.

Minatelli explicó que se puede elegir entre las podas largas (guyot) -con mayor cantidad de plantas por hectárea- o las cortas (cordon royat). Más allá de las preferencias y de los puntos a favor o en contra de cada una, decidir el sistema de poda impactará en la inversión debido a que determina ni más ni menos que la cantidad de vides a utilizar.  “Una planta injertada hoy cuesta entre 1,8 y 2,2 dólares”, puntualizó el profesional y agregó que según el método elegido y en función de la densidad de plantación hay que pensar entre 3500 y 5000 plantas por hectárea. De este modo, las plantas representan del 30% al 40% del costo de implantación de un viñedo.

El precio del mantenimiento

Además de los factores mencionados, Pablo Minatelli comentó que el riego por goteo –otro punto que suma a la inversión- es clave y crece en importancia dados los nuevos contextos. Lo mismo que la posibilidad de mecanizar los trabajos de campo. Además, hay que pensar en el tipo de material vegetal utilizado  en el sentido de que no es menor la calidad de la planta y la preparación de la tierra. Tomarse el tiempo que se requiere así como elegir buena calidad de injertos son puntos clave en el objetivo de que las nuevas inversiones rindan frutos por más de treinta años.

En este marco y una vez que el emprendimiento ha comenzado, es importante tener en cuenta los costos de producción o de mantenimiento del viñedo. En la actualidad, según los datos de Acovi, el costo operativo de producción de un viñedo está entre los $2.700.000 y los $2.900.000 por hectárea. Esto es lo que cuesta la mano de obra, la electricidad, combustible y agua por mencionar los gastos más importantes.

En esta cuenta, no están los gastos administrativos, los impuestos, los costos bancarios y otros que llevan a más de $4 millones de pesos el costo de producción. El año pasado, el valor de mantener un viñedo estaba en $1.600.000 que, con los gastos mencionados, se iba a poco más de los dos millones de pesos. El aumento ha sido del 100% y, aunque es bastante, este año se ha mantenido por debajo de la inflación general.