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Las bodegas apuestan a la inversión educativa como herramienta para la inclusión

En esta nota te contamos cómo las empresas vitivinícolas se abocan a proyectos de alfabetización, terminalidad educativa, formación con salida laboral y jardines maternales, ya sea través de becas y centros de formación propios.

Por Soledad Andreu- Especial para El Triunfo de Baco

A través de la RSE o Responsabilidad Social Empresaria, las empresas preocupadas en “mirar un poco más allá de su horizonte” potencian su rol social-ambiental al tiempo que fortalecen su imagen corporativa, ya que el concepto está relacionado con el respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente.

La industria del vino en Mendoza – una vez reconvertidos los viñedos, modernizados los procesos y tecnologizada la elaboración en bodegas – tomó la posta en estos temas hace aproximadamente una década y media, aunque se sabe que hay empresas que desde siempre han realizado algunas prácticas especialmente vinculadas a lo social, incluso desde mucho antes de que existiera el concepto RSE como paraguas bajo el cual se cobijan estas buenas acciones.

Algunos programas que en los tempranos 2000 comenzaron a desarrollarse y hoy siguen creciendo tienen que ver con un impacto positivo en el entorno social a través de distintos programas educativos como voluntariados, becas, apoyo para la terminalidad escolar, guarderías, pasantías y algunos etcétera que ya han empezado a dar sus frutos y en algunos casos son los mismos protagonistas de un principio quienes hoy apoyan estos programas para beneficio de los que vienen detrás.

Gran parte de las iniciativas se fortalecen por medio de la asociatividad y la cooperación entre el sector público y privado, construyendo vínculos con la Dirección General de Escuelas (DGE), la UNCuyo, además de algunas fundaciones y ONGs.

La empresa como parte de la comunidad

Cada proyecto es diferente y obedece a necesidades particulares de cada comunidad, pero tienen en común el hecho de aportar experiencias pedagógicas innovadoras fomentando valores como el desarrollo de la autoestima, el respeto por el otro, el trabajo en equipo, el cuidado del medio ambiente y la comunidad.

Chandon Argentina ha emprendido desde el 2004 múltiples acciones en favor de la educación en sus zonas de influencia, aportando a una mejor calidad educativa para niños, adolescentes y adultos”, explica Lorena Cepparo, Site Events & Wine Communication Manager de la compañía. Estas acciones están enmarcadas en ámbitos de escuelas públicas rurales ubicadas en el área de influencia de las bodegas y viñedos en los departamentos de Luján de Cuyo, Maipú, Tupungato, Tunuyán y San Carlos. Participan anualmente más de 4 mil niños y adolescentes y más de 100 docentes “que son capacitados por especialistas en diversas áreas del conocimiento, acompañados por voluntarios de la compañía, contando además con el apoyo de una consultora que asegura la orientación socio-pedagógica de las iniciativas”, señala.

En 2021 los programas educativos de Chandon Argentina -centrados principalmente en niños y jóvenes, con acciones que van desde certámenes artísticos y educativos para alumnos de primaria, desarrollo de actividades forestales o campañas de recolección y reciclaje, entre otros – fueron declarados de Interés Provincial por la Honorable Cámara de Senadores de Mendoza. Por su impacto y su efectividad desde lo social, uno de los más conocidos y replicados quizás sea Educar en Vendimia que promueve el acompañamiento educativo y recreativo a hijos de cosechadores durante la temporada de vendimia y también Voces de Agrelo, un coro para niños de 5 a 12 años del distrito rural lujanino, que hace foco en el desarrollo artístico-musical que favorece la creatividad y expresividad.

Jugando con tierra se aprende

Comprometidos con el desarrollo local, en Kaiken brindan apoyo a escuelas, universidades y emprendedores de la zona. “Con un equipo unido y comprometido, estamos seguros de que seguiremos siendo una viña de gran envergadura”, afirman en un brochure de la bodega. Mariana Cerutti, gerente de hospitalidad de Kaiken enumera las acciones que realizan desde lo social, como el Proyecto Huerta Niño, un voluntariado en beneficio de la Escuela República de México, donde asisten 85 alumnos. “En conjunto se elaboró una huerta para que los alumnos aprendieran sobre la preparación del suelo, la siembra y el cuidado de las plantas, mientras adquieren nociones en sobre la agricultura sostenible”, comenta. Y agrega que “a través del Programa Enlace recibimos alumnos en práctica para vendimia, producto de un convenio con el Ministerio del Trabajo para fomentar la empleabilidad local”. Otros proyectos que llevan a cabo tienen que ver con la donación de residuos reciclables a la cooperativa que funciona en el Punto Verde Luján, apoyo a emprendedores y microemprendedores a través de la venta de sus productos en la bodega y capacitaciones en mimbrería con fleje a mujeres como  forma de salida laboral y en el caso de reclusas del Penal de Almafuerte, para fomentar la reinserción laboral.

La transformación que va desde adentro hacia afuera

La bodega Trivento desde hace 16 años  realiza un trabajo  “enfocado en el bienestar de sus colaboradores, desde el punto de  vista personal, laboral, familiar, su seguridad y su salud física y mental”, expresa Fernanda Bertinatto, Jefe de Desarrollo Organizacional y Experiencia Interna, área que lidera iniciativas como el programa “Vientos de Oportunidad”, que nació en 2008 cuando desde la gerencia se detectó un problema entre la tecnología necesaria para la empresa y la formación de los colaboradores. “Así decidimos involucrarnos y ser parte de la solución, dando inicio a nuestro programa de terminalidad educativa, que permite a los colaboradores finalizar sus estudios secundarios”, comenta. Esta iniciativa se lleva a cabo en alianza con la Dirección General de Escuelas. “Hasta la fecha, hemos graduado a 104 estudiantes a lo largo de cinco ciclos, y actualmente, los alumnos del sexto ciclo están cursando”, señala.

Posteriormente, la empresa implementó un programa de becas para colaboradores y, en 2015, se estableció una alianza con la ONG FONBEC (Fondo de Becas para Estudiantes de Argentina), a través de la cual se extendieron becas a los hijos de colaboradores, otorgando un total de 270 becas hasta la fecha.

“En consonancia con nuestra visión, nuestras acciones se extienden desde adentro hacia afuera: primero a colaboradores, luego a sus familias y, finalmente, a la comunidad”, recalca Bertinatto y agrega: “en 2019, multiplicamos nuestro impacto al desarrollar un innovador vino, el “Trivento Reserve White Malbec”. Este vino, con impacto social, nos permitió iniciar una nueva etapa de compromiso con la educación, centrándonos en la comunidad. Desde 2020, hemos otorgado 320 becas a niños y jóvenes de la comunidad”

Motivados por estos logros, en 2023 la bodega abrió las puertas del aula de estudios secundarios a los vecinos de la bodega, bajo el nombre de “Aula Comunidad” en donde actualmente 27 alumnos cursan en las instalaciones de Trivento en busca de su título secundario.

“Nuestra historia, presente y sueños futuros nos impulsan a seguir construyendo y generando oportunidades para colaboradores, sus familias y la comunidad. Trascendemos Trivento y contribuimos al desarrollo de la sociedad, basándonos en lo que consideramos la herramienta más poderosa de transformación: la educación”, concluye.

Jardines maternales,  CENS y centros de capacitación profesional

María José Pellegrina, quien está a cargo del área de Responsabilidad Social de Familia Zuccardi señala que tanto en sus fincas de los departamentos de Maipú como de Santa Rosa y próximamente también Valle de Uco cuentan con jardines maternales, centros de apoyo escolar y CENS (instituciones destinadas a acompañar y otorgar el espacio propicio para que jóvenes, adultos y adultos mayores alcancen la terminalidad de sus estudios secundarios) y hasta 2023 funcionó un CEBJA (Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos, que abarcan el primer y segundo ciclo de Nivel Primario y el primer año de Educación Secundaria).

“Además vamos a abrir un centro de capacitación profesional en la finca de Maipú -sostiene- y en los próximos meses comenzaremos con capacitaciones técnicas vinculadas a la industria, a la actividad agrícola y también a los intereses que vayan surgiendo de la misma gente que participa de estas capacitaciones”

Consultada acerca de cómo se implementan en la práctica algunos de estos programas, especialmente los que tienen que ver con la terminalidad educativa, Maria José señaló que «Nosotros nos vinculamos con las Direcciones que dependen de la DGE que tienen incumbencia en cada actividad: somos aula satélite del CENS Emma Cartellone de Zuccardi y de esta forma tanto las horas de los profesores como la currícula nos lo da la DGE, mientras que la empresa pone el tiempo de cursado que se usa dentro del horario laboral, la estructura, los almuerzos, meriendas y los materiales.

El jardín de Santa Rosa actualmente tiene 62 chicos y el de Maipú 35. Los CENS tienen orientaciones agrícolas y vitivinícolas.

 “Los grupos son reducidos y la enseñanza se hace casi personalizada y dentro del horario laboral. Y fuera de los horarios de cursado, los estudiantes pueden hacer consultas”, dice Pellegrina.
Además de apoyar proyectos de otras instituciones primarias y secundarias de Maipú, Santa Rosa y el Valle de Uco, la bodega ofrece prácticas profesionales para que los alumnos que están terminando sus estudios tengan una experiencia profesional en la compañía. 

El impacto positivo y su capacidad de “contagio”

Valeria Strozzi, Jefe de Relaciones Institucionales de Peñaflor explicó los ejes fundamentales sobre los que trabajan vinculados a la educación, de la mano de la Fundación Bermerg, por un lado un ambicioso programa de alfabetización y los centros de formación profesional y relacionado a esto, un programa de salud visual para niños y jóvenes escolarizados, a través del cual la empresa acerca oftalmólogos a las escuelas de zonas cercanas a las fincas y bodegas del grupo y se ocupa del proceso de mandar a hacer los anteojos y entregar a cada niño o joven sus lentes en los casos en los que el profesional médico lo haya recetado.

“En Mendoza desde hace 3 o 4 años hemos articulado junto a la DGE un programa de alfabetización a través del cual ya logramos alcanzar a 300 escuelas ubicadas en zonas cercanas a instalaciones de las bodegas del grupo Peñaflor. Concretamente la empresa financió el desarrollo de materiales de trabajo creando herramientas para el docente y los alumnos. Fue un trabajo serio en donde se realizó previamente un censo para diagnosticar los problemas de alfabetización y fluidez lectora, luego a mitad del proceso y al finalizar el programa se evaluó nuevamente mostrando la evolución positiva”, manifestó Strozzi.

Con el objetivo de formar a personas de escasos recursos  económicos para que puedan insertarse en el mundo del trabajo, Peñaflor trabaja en asociación con otras fundaciones otorgando un programa de becas adolescentes y sus familias para que avancen sus estudios. Desde hace tres años, otorgan 20 becas que buscan acompañar a los jóvenes para finalizar el secundario y orientarlos en sus proyectos. 

Además, cuentan con centros de formación tanto en Gualtallatry como en Maipú para jóvenes de entre 17 y 24 años que hayan terminado el secundario o estén cursando el último año. “Se trata 400 horas de capacitación dividido en un 50% de capacitación en destrezas blandas como por ejemplo ayudarlos a definir su proyecto de vida y desarrollar habilidades emocionales y el 50% restante de las horas de capacitación es en temas de capacitación técnica orientado a turismo, hospitalidad, enología.

“Como parte de su formación, los recibimos en Trapiche, aprenden acerca de la bodega, los viñedos y el restaurante toman clases, tienen nuevas experiencias, conocen el mundo laboral y hacen prácticas”. Todo esto cuenta con participación estatal a través de los municipios que se suman dando charlas o aportando algún tipo de capacitación.

Para finalizar, Valeria Strozzi subrayó la importancia de estos programas “que logran un impacto muy grande no sólo en los chicos sino también en sus familias. Lo más gratificante es el testimonio de chicos de años anteriores que cuentan el alcance transformador que estas capacitaciones han tenido en sus vidas”.

Un viaje gastronómico de Gustavo André al Barrio Bombal

 Casa Varietal es un restó a puertas cerradas ubicado en el Barrio Bombal que, con el objetivo de dar visibilidad a la producción elaborada por alumnos y docentes de la Escuela 4-161 José Miguel Graneros, un pequeño centro escolar ubicado en la localidad de Gustavo André, Lavalle, distribuye y sirve en su mesa delicados encurtidos, escabeches, mermeladas, conservas, vinos y licores preparados por los jóvenes estudiantes que según el plan de estudios, egresan de sexto año con un título de Técnico Frutihorticola con especialización en Enología y afines. “Nuestra escuela propone diferentes proyectos ligados a la elaboración de productos alimenticios, desde el cultivo y recolección de verduras hasta la manufactura de los mismos con diferentes técnicas, nada de lo cual sería posible sin el alto nivel de compromiso de sus directivos, docentes y toda la comunidad educativa”, cuenta Leticia DAndretta, docente de la institución y una de las integrantes de Casa Varietal, quien tuvo la feliz iniciativa y puede dar cuenta de sus beneficios multiplicados, tanto para los orgullosos elaboradores como para el restó y sus comensales.