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Inteligencia Artificial en el vino: desde la cepa hasta la copa

La Inteligencia Artificial (IA) aplicada a la vitivinicultura se utiliza en toda la cadena productiva. Desde la mayor eficiencia en la producción hasta el seguimiento de la trazabilidad y la recomendación al consumidor.

Por Diana Chiani – Especial para El Triunfo de Baco

El uso de la Inteligencia Artificial (IA) ha comenzado a convertirse en uno de los must de los distintos procesos productivos. En medio de una coyuntura compleja, las bodegas han comprendido que la inversión en tecnología es una manera sencilla –aunque costosa- para su crecimiento y mayor rentabilidad. Así, ya no basta con cosecha o poda mecánica, sino que el procesamiento de datos, la observación del terruño y hasta la fumigación con drones y de precisión son tareas en las que la IA está cada vez más presente. Pero no se trata solo de lo que sucede en el viñedo o en medio de los toneles sino que también se aplica fuerte para los momentos de consumo, mejora de ventas y creación de recomendaciones, por mencionar algunas opciones.

La llegada de la IA, tal vez por el contexto local, no es todavía un boom en la vitivinicultura argentina. Sin embargo, la tecnología se expande casi como una ola en la orilla, invisible e inevitable ya sea para tapar un hueco, para establecer una innovación o –simplemente- para no quedarse atrás. En Mendoza, ya hay bodegas que aplican la IA a sus procesos en sus diversas etapas debido a que si bien es preciso realizar inversiones específicas, estas después se recuperan en el mediano o largo plazo con el apalancamiento que ello puede implicar. Incluso, el monto del “gasto” puede ser alto si de drones o alta tecnología se hable, pero también puede ser menor si se utilizan aplicaciones o hasta el Chat GPT.

Una de las que ha implementado IA es la bodega Foster Lorca en donde contaron que se ha incorporado la herramienta en la gestión administrativo-contable así como en el proceso productivo del vino. “El objetivo es elaborar los mismos litros de vino con mucha más eficiencia, un mejor manejo y así destinar nuestro personal súper capacitado a los controles de calidad y seguimiento de los vinos”, detalló Mauricio Lorca, dueño de la bodega. En este marco, y con el fin de invertir para crecer, desde Lorca también detallaron que además de la IA han sumado certificaciones ISO 22000. “No ampliamos nuestra capacidad de producción sino que nos enfocamos en mejorar lo que tenemos”, sumó el empresario. De este modo, en líneas generales las bodegas han comenzado a hacerse más eficientes y la IA es una herramienta clave para estos procesos, clave en contextos tan competitivos como el del vino.

Datos, eficiencia y mejora de procedimientos

La aplicación de la IA puede tener costos altos para las bodegas, por lo que una opción es el trabajo entre los sectores público y privado para facilitar el acceso a herramientas nuevas. En este sentido, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha encarado una investigación con e ITU (con el doctor en Computación, Emmanuel Millán), el Conicet y un privado para implementar la IA en los viñedos. Marcos Montoya, investigador del INTA y docente de la facultad de Ciencias Agrarias, relató que el primer paso fue trabajar con imágenes para realizar el pronóstico de cosecha que todavía hoy el INV realiza de manera artesanal o manual.

Fotos gentileza: Emmanuel Millán.

Entre otros puntos, el trabajo le “enseñó” a la IA lo que era un racimo de uva para que pudiera reconocerlos y contarlos. Luego se sumaron drones para poder realizar el pronóstico más rápidamente y, ahora, estos también sirven para detectar enfermedades y malezas de forma temprana. La aplicación de este tipo de técnicas en los viñedos tiene varios beneficios según explicó el investigador del INTA. El primero es económico ya que en el caso de la cosecha la estimación de necesidades y producción se hace a partir de datos y de manera concreta para prever cantidad de camiones, trabajadores, etc.

Si de reconocimiento temprano de malezas se trata, la ventaja es doble ya que a la posibilidad de atacarla de manera temprana y localizada, se suma el hecho de que el herbicida no se derrame hacia las partes sanas o demasiado tarde. Así, se ahorra cantidad y se evita “contaminar” a la planta que no lo necesita. “Se trata de una ventaja económica y ecológica al mismo tiempo”, destacó el especialista de al Experimental Mendoza del INTA. Agregó que una vez que esté completo el desarrollo público-privado cada vez más empresas podrán aprovecharlo de manera más económica que si lo fueran a comprar de manera individual o específica.

“Creo que se va a tender a una vitivinicultura de precisión, con menor uso de insumos y una mejor orientación de estos”, sintetizó Montoya sobre el uso de la IA. En coincidencia, Paula Montalto, ingeniera agrónoma del Observatorio Vitivinícola Argentino y al frente del área de Innovación de la UNCuyo, señaló el desarrollo de la IA en el sector. “En los últimos cinco años ha crecido la utilización de la Inteligencia Artificial en los distintos entornos de la industria”, precisó la investigadora del Observatorio. En este contexto, sumó que –entre otros instrumentos- se utilizan cámaras para predecir cosechas así como estaciones meteorológicas en tiempo real que trabajan con la IA para mejorar la productividad.

Aplicaciones y una nueva forma de comunicar la experiencia 

La IA no solo se utiliza en los procesos productivos sino que también llega al consumo y el área del retail. De hecho, en esta pata de la cadena es probable que la aplicación de la Inteligencia Artificial sea más sencilla y económica de la mano de aplicaciones y hasta del mismo Chat GPT. Así lo señaló la especialista del Observatorio Vitivinícola Argentino que también marcó la importancia de la herramienta en los procedimientos administrativos. “Las bodegas buscan sacar tiempos muertos y que las personas hagan menos tareas repetitivas o sistemáticas, para ello utilizan la IA cada vez más”, señaló Montalto. Pero la herramienta tiene una pata cada vez más difundida que es la que se ubica en el final de la cadena vitivinícola y que es más accesible tanto para las bodegas como para los consumidores.

Así, entre otras cosas, se utiliza realidad virtual o aumentada para que los consumidores puedan tener una experiencia más directa del terruño y, así, ampliar las posibilidades de llegada de la experiencia del vino. “La IA también sirve para dar recomendaciones de vinos a través del mismo Chat GPT y así guiar mejor al consumidor”, detalló Montalto. Por caso, una aplicación llamada Sommelier.bot combina la herramienta para dar información sobre el vino, consejos para maridajes o responder preguntas de los consumidores. “La idea de este tipo de aplicaciones es democratizar el acceso a la información e incorporar la IA para brindar recomendaciones personalizadas y educativas”, comentó la ingeniera del Observatorio.

La IA también ha calado fuerte en la comercialización del vino a través de plataformas electrónicas que, como Vinfolio, permiten realizar una selección más amplia de productos. Otro ejemplo es la aplicación de la tecnología Blockchain (cadenas de bloques información únicas) que sirven para asegurar la trazabilidad y autenticidad de los vinos, desde la producción hasta el consumidor final.  Otra aplicación es “VendimIA‘”, una innovadora herramienta desarrollada en España que utiliza la tecnología para ofrecer recomendaciones personalizadas basadas en el tipo de comida que el usuario planea disfrutar. Esta app posee una versión para bodegas para ser utilizada como una suerte de sommelier virtual en sus ventas online. El gancho aquí es que la mejora de la experiencia del usuario puede ser un gran impulsor de las ventas.