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Financiamiento: crece la oferta, pero las bodegas no se animan

Los bancos privados y  las distintas entidades públicas han comenzado a dar crédito para el sector vitivinícola. Pese a que algunas tasas son tentadoras, tanto el sector productivo como el industrial prefieren la cautela.

Por Diana Chiani – Especial para El Triunfo de Baco

La oferta es relativamente voluminosa y tentadora, en algunos casos. Las propuestas de financiamiento para el sector vitivinícola han crecido en los últimos meses tanto por parte de la banca privada como de la pública o público-privada. De este modo, y luego del parate absoluto del crédito durante los primeros meses del año por el descalabro económico y devaluatorio, ahora se multiplican las líneas de financiamiento. Por mencionar los principales, el banco BICE, el Nación y el Ciudad y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) poseen diversas líneas que apuntan al sector vitivinícola y ofrecen opciones interesantes.

Incluso, una buena parte de las propuestas del Nación y del Ciudad para comprar malla antigranizo o mejorar la eficiencia energética e hídrica poseen tasas subsidiadas los primeros años. Con el aporte del Fondo para la Transformación y Crecimiento (FTyC), durante los tres primeros años se puede acceder a una tasa del 14%. Otras posen tasas con tope fijo durante el primer año y luego hay que atenerse a la tasa variable (badlar) con la incertidumbre que eso todavía implica.

En palabras de Carolina Castro, al frente de Focco, empresa que se encarga de gestionar financiamiento para pymes, la mayoría de las tasas fijas de los bancos privados hoy rondan entre el 27% y el 33% anual a 10 años. “Hoy los privados te lo dan casi a sola firma y eso para el que necesita es una facilidad”, explicó la especialista. Agregó que el mercado se ha comenzado a mover más de la mano de las líneas que tienen subsidio como las de Nación y del CFI, pero que en cualquier caso la tasa todavía es un elemento de duda para muchos interesados.

La variabilidad, por un lado, y la incertidumbre general, por otro, son motivos que hacen dudar a los posibles tomadores de préstamos. Este parece ser el caso de buena parte del sector vitivinícola que, más allá de casos puntuales, todavía no se vuelca a la toma de créditos. Con realidades diferentes, tanto los productores primarios como los bodegueros medianos y pequeños prefieren esperar un poco antes que embarcarse en uno. Incluso –y pese al crecimiento general de las exportaciones- la tradicional herramienta de prefinanciación de exportaciones tampoco está entre las más elegidas de la actualidad.

Incertidumbre y márgenes bajos

Diego Stortini, empresario vitivinícola del Valle de Uco y vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), admitió que el sector ingresa en una nueva etapa en la que se requieren fuertes inversiones de capital. “Es innegable que financiamientos con plazos de 3 a 5 años y hasta más largos serán muy importantes para incorporar tecnologías que hagan más eficientes los procesos  y contribuyan a reducir costos”, expresó Stortini.

Sin embargo, observó que el actual modelo económico está en una etapa prematura para que las empresas se endeuden en el largo plazo. El razonamiento del dirigente empresario y de muchos de sus colegas es que las tasas han bajado, pero podrían bajar todavía más. Por otro lado, también falta confianza en el plan económico y la mayoría teme endeudarse antes de que la macro esté estabilizada. En este marco, la salida del cepo y cómo se resolverá el mercado cambiario es algo que preocupa al sector privado en líneas generales.

En una línea similar, la reconocida bodeguera Patricia Ortiz –miembro de Bodegas de Argentina (BA)- observó que el financiamiento todavía no es conveniente para el sector. El año pasado una inflación alta con tasas bajas incentivaba el endeudamiento y eso hoy no sucede. “No es un tema que se esté viendo ya que cuando uno mira le inflación que se proyecta y ve las tasas, la verdad es que no conviene”, destacó Ortiz. La empresaria admitió que las tasas subsidiadas del Banco Nación para eficiencia hídrica y energética son tentadoras, pero el cupo es pequeño. Algo similar observó acerca de las líneas del BICE.

Con relación a las propuestas subsidiadas para malla y eficiencia que promovió el Gobierno de Mendoza de la mano del Banco Nación, Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), admitió que son tasas convenientes. “Eso no quiere decir que sean accesibles para la actividad agrícola”, agregó. Es que la realidad del sector productivo es compleja por varios motivos. El primero porque para la mayoría ya era muy difícil endeudarse a tasa cero o directamente ser sujeto de crédito. El segundo debido a que si se va a tomar un préstamo a mediano o largo plazo, hay que contar con un producto que permita repagar esa inversión. Es decir que, por caso, no sea más cara la tela que lo que esta protege.

Qué pasa con la financiación de exportaciones

De este modo, aunque cada vez hay más líneas de financiamiento, ni los grandes ni los chicos quieren arriesgarse a tomarlas. “Hay productores de punta o elite con una rentabilidad importante que les permite -por volumen o por tipo de producto- endeudarse”, admitió Ruggeri. Sin embargo, por ahora son minoría. En palabras de Stortini habrá que esperar entre dos y cuatro años el ordenamiento económico para disfrutar de los beneficios del financiamiento a largo plazo. “El modelo económico del actual Gobierno necesita la salida del cepo para estimular el financiamiento y esta es la bisagra que definirá el éxito del programa”, subrayó Stortini.

Mientras tanto y en medio de una nueva apuesta por el sector externo, algunas bodegas eligen prefinanciar y financiar exportaciones, herramienta clave para aumentar la liquidez y el capital de trabajo. “Son muy útiles porque impulsan las exportaciones, monetizan operaciones a crédito y aportan estabilidad al mercado de cambio”, expresó el vicepresidente de la FEM. Desde su punto de vista, este instrumento debería ser el primero que se reactive una vez que se observe un mercado cambiario estable.

Por el momento, tanto Patricia Ortiz como Fabián Ruggeri, coincidieron con Stortini en que las bodegas no apuestan por esta herramienta. “Hoy los márgenes están muy bajos y la paridad del dólar hace que no haya una base para tomar una prefinanciación de exportaciones”, señaló Ortiz. Agregó: “Depende de las necesidades de cada empresa, pero no es algo que convenga”. Del mismo modo, Ruggeri expresó que las bodegas no se cubren totalmente con la financiación de exportaciones sino que tienen o que poner una parte o que conseguir otros aportes, con las dificultades que eso implica para la mayoría.