Por Soledad Andreu – Especial para El Triunfo de Baco
Según datos del Gobierno de Mendoza, cada año arriban en avión 1,2 millones de personas y en 2023 la provincia fue visitada por un total de 3,8 millones de viajeros. Además, según los World’s Best Awards, de Travel + Leisure (T+L), Mendoza se ubica -junto con Buenos Aires- entre las 10 mejores ciudades de Latinoamérica, lo que le valió la distinción de “Ciudades Favoritas de América Central y del Sur”. Esto, sumado a las 7 estrellas Michelin alcanzadas en 2023 (de las 10 estrellas obtenidas en Argentina), han logrado conformar la red de turismo del vino más importante de Latinoamérica.
Esta explosión, inédita para los estándares que históricamente ha manejado una provincia con la nieve como atractivo principal, ha venido gestándose poco a poco y sin duda un buen impulso llegó de la mano de la participación de Mendoza desde 2005 en la red de Grandes Capitales del Vino.
Este lugar destacado dentro de la industria vitivinícola global y el compromiso de Mendoza con la promoción del enoturismo y la cultura del vino han atraído a no pocos inversores extranjeros. A principios de los 2000 llegó un puñado de ellos. Los “pioneros” eran, sobre todo, empresarios aventureros y también renombrados viticultores del nuevo y viejo mundo que arrancaron con sus proyectos en estas latitudes -algunos después de un tiempo decidieron quedarse; otros no- y luego, poco a poco, han ido apareciendo nuevas caras con diferentes procedencias que hoy son protagonistas de la industria del vino local. Con obstáculos y desafíos, siguen en esta nota las historias de algunos de ellos, y porqué decidieron superar cualquier barrera para arraigarse aquí.
La llamada del terruño (y del terroir)
“Mendoza me atrajo por su belleza natural, su vibrante cultura local y su inmenso potencial. Llegué a Argentina en 2004 para unas vacaciones de tres semanas, ¡y todavía estoy aquí, 20 años después!”. Así arranca la charla el estadounidense Michael Evans, quien junto a su socio mendocino Pablo Giménez Riili dio origen a The Vines of Mendoza, un proyecto de viñedos privados en donde los propietarios pueden cumplir el sueño de producir su propio vino. “Ahora tenemos más de 300 propietarios de todo el mundo, 500 hectáreas de viñedos, una bodega mágica y el mejor resort de Sudamérica”, define con entusiasmo Evans, quien prevé una expansión del proyecto con una inversión estimada en 21 millones de dólares «para ampliar el hotel y ofrecer más servicios de lujo”.
La empresa actualmente da trabajo a 350 empleados, siendo uno de los mayores empleadores en el Valle de Uco, “en donde hemos atraído inversionistas de más de 18 países, aportando conocimientos y experiencia que benefician a la comunidad local”, según sostiene Evans.
Bandini, un “hijo pródigo”
El caso de Federico Bandini podría definirse como “la vuelta al pago”, ya que nació en Mendoza, en 1958, pero a los dos años emigró junto a sus padres a Houston, Estados Unidos, y si bien siempre tuvieron conexión con la familia de aquí y ya había incursionado en algunas inversiones inmobiliarias, no fue hasta hace diez años que Federico decidió volver como viticultor.
Así nació el proyecto Finca Bandini, su gran orgullo. “Los vinos que hacemos son elegantes, de alta gama porque el terroir es único, completamente ubicado sobre lecho de río y en una zona tan especial e histórica como Las Compuertas, en Luján de Cuyo”, comenta Federico al tiempo que admite: “Cuando hice mi inversión en 2014 no conocía tanto la historia del vino ni de mi finca -que es corazón de la región- ya que en nuestra tierra tenemos las ruinas de la obra hidráulica inaugurada en 1922”. Sin embargo, hoy en día el proyecto que llevan adelante en Finca Bandini “tiene el propósito de enfatizar la historia de Mendoza: Con el objetivo de difundir y dar a conocer “la región perfecta”, como se refiere a Las Compuertas, Finca Bandini apuesta al enoturismo y propone originales paseos por sus viñedos y lugares históricos, patrimonio de la provincia de Mendoza, con la opción de que el visitante elija el medio de locomoción, que puede ser carrito de golf, bicicleta o cabalgata. Además, cuentan con una Casa de Huéspedes “para que la experiencia sea completa”.
La misma pasión, a un lado y otro de la Cordillera
Para Virgilio Cartoni, propietario de Antigal Winery & Estates, el vínculo con la actividad vitivinícola llegó a través de su abuelo, quien desde 1920 tenía una bodega en Villa Alemana, Chile, y su padre era enólogo, por lo tanto, la industria del vino siempre significó para él “volver a las raíces”.
A partir de 2018, la bodega de 1897 emplazada en el casco histórico de Maipú pasó a formar parte de la familia Cartoni, y el año pasado se colocó en los viñedos la campana original de aquella bodega de Villa Alemana que inspiró su pasión por el vino.
En la actualidad. el círculo se completa con tres de sus hijos -que sí tenían una trayectoria en la industria-, quienes participan activamente en el negocio familiar.
“El reflejo de los frutos de la inversión de Antigal es el reconocimiento a Mejor bodega del nuevo mundo (New World Winery of the Year) otorgado en diciembre de 2023 por la publicación especializada Wine Enthusiast. Este premio da no sólo visibilidad a la región, sino que continúa posicionando a los mendocinos en el mundo como hacedores de vino de alta gama, y a Mendoza como referente a nivel enoturístico y gastronómico”, explica su propietario, y añade: “Todo el personal de la bodega es mendocino, tanto en el casco de Maipú como en las fincas de Valle de Uco, generando cientos de puestos de trabajo que impulsan el desarrollo económico y social de la región”.
La bodega boutique, joya de la familia
Bodega Renacer es una de las grandes bodegas que nació de una apuesta extranjera en la provincia. Su propietario, Patricio Reich, chileno con gran experiencia en la industria del vino, recuerda así su llegada a Mendoza: “En los años 90 fui director y accionista de Viña San Pedro en Chile, una bodega muy tradicional fundada en el siglo XIX que tiene ahora presencia a través de La Celia. Hacia finales de los 90, habiendo vendido nuestra participación en Viña San Pedro, tenía la idea de iniciar el proyecto de una bodega boutique. De esta manera, personas conocidas del rubro me sugirieron que fuera a mirar Mendoza. Y me encontré con uno de los mejores lugares del mundo para los vinos tintos”, expresa.
Amor a primera vista, podría decirse, ya que poco después Reich daba la bienvenida a su bodega boutique, Renacer, ubicada en la zona de Perdriel, Luján de Cuyo. Entre los motivos por los que eligió Mendoza, Reich destaca la “abundancia de agua por la cercanía de la cordillera, una radiación solar alta que logra madurar muy bien las uvas de ciclo largo y, obviamente, encontré el Malbec. Gran variedad que luego se convirtió en un boom mundial”.
De los Alpes a los Andes
La historia de 3SAPAS comenzó en 2017, cuando el ingeniero y financista suizo Arnaud Frésad -proveniente del cantón de Jura, zona conocida por su pequeña cadena montañosa llamada Macizo del Jura, ubicada al norte de los Alpes- hizo un semestre de intercambio estudiantil en Buenos Aires y, a través de un compatriota, conoció en Mendoza a Fernando Sota, enólogo local formado en Italia y, junto a Florian Frésad, hermano de Arnaud y de profesión ingeniero en relojes (más la infaltable compañía de Gibb, el perro de la familia) empezaron a soñar con la posibilidad de iniciar un negocio vitivinícola con un marcado perfil joven y apostando por la sustentabilidad. Así, luego de adquirir 46 hectáreas entre finca y viñedos en el Valle de Uco, se empezó a consolidar este emprendimiento “de jóvenes para una nueva generación de bebedores, sin importar su edad”, apostando a vinos frescos, con buen equilibrio de acidez y una impronta diferente en cuanto a etiquetas, “siempre haciendo hincapié en la preservación del medio ambiente”, explica.
Ese compromiso con el planeta se expresa “desde el trabajo en los viñedos, pasando por el proceso de producción, uso de papel reciclado en las etiquetas, elección de botellas de vidrio livianas y corcho biodegradable hecho con caña de azúcar reciclada”, además de prever el uso de su propia energía fotovoltaica en la bodega que están construyendo “y la responsabilidad de plantar un árbol por cada botella vendida”, señala Arnaud.
Sostener la calidad y saber comunicar
El enólogo suizo Richard Bonvin, procedente del cantón de Valais, lleva 30 años de experiencia en el sector y es quien lidera en Argentina las operaciones de Origin Wine , que también cuenta con una bodega en Sudáfrica y otra en Suiza.
El aterrizaje en la industria local fue en 2003 “con distintos proyectos, especialmente con exportación para Europa”. Más adelante, a través de la firma mencionada adquieren Finca La Anita, que había sido fundada en 1992 por el audaz empresario Manuel Mas, una propiedad de 72 hectáreas ubicada en calle Cobos, de Agrelo, Luján de Cuyo.
“Los vinos argentinos tienen un enorme potencial. Aquí tenemos zonas ideales para elaborar grandes ejemplares con los que podemos competir con las regiones más emblemáticas del mundo”, señala Bonvin, quien hace foco en la importancia de dar a conocer la calidad de los productos y la oferta en cuanto a enoturismo, ya que la gran mayoría de los países del hemisferio Sur hace vinos económicos y le cuesta acceder a un segmento más alto. “En Argentina ya estamos en un rango superior, con un nivel premium de vinos y gastronomía, pero hay que sostener la calidad y saber cómo comunicarlo”.
Desafíos económicos, culturales, ambientales y logísticos
Para Michael Evans, “manejar los desafíos en Argentina requiere flexibilidad, resiliencia y una mentalidad abierta, con un equipo local que entienda la naturaleza única de hacer negocios y construir relaciones aquí, adaptándose a las fluctuaciones económicas y manteniendo una perspectiva a largo plazo”. Parecen bastantes retos para cualquier mortal, y más si se le suma la barrera de idioma e idiosincrasias muy distintas. Estos no asustaron a este ex-asesor de la campaña presidencial de John Kerry, quien abandonó el país del Norte y la política para volverse empresario del vino en Mendoza: “He trabajado para equilibrar las experiencias comerciales internacionales con las prácticas argentinas, y hoy puedo decir que nada me hace más feliz que un día de fútbol, asado y terminar con un fernet”, bromea.
Para los inversores “locos por Mendoza”, la forma de sortear los desafíos que plantea la fluctuante economía es algo que se aprende con el tiempo. “Para el extranjero que está acostumbrados a un tipo de cambio y una economía estables, el encontrarse con una Argentina en donde a veces existen muchos tipos de cambio puede ser muy desafiante y hasta puede llegar a disuadir, pero, como dicen aquí, yo estoy un poco vacunado porque conozco la cultura y la política económica. Eso me ayuda mucho a decidir cuándo invertir y cuándo vender, explica con filosofía argento-yanqui Federico Bandini, quien se anima con un consejo para futuros inversores: “Paciencia y una visión a largo plazo “Argentina es un país con muchísimo potencial, pero hay que tener paciencia y espalda económica”.
De todos los infortunios económicos por los que hemos pasado como país, quizás el más dañino para la industria haya sido la pérdida de confianza de los principales mercados exportadores. Al respecto, Richard Bonvin asegura que los últimos años “fueron muy difíciles porque, al no tener un camino claro, no se podía planificar nada”, y agrega: “Ahora podemos mantener los precios de exportación y trabajar sobre una estrategia más larga. Tenemos un potencial muy grande, pero hay que saber comunicarlo. Y cuidar mucho los mercados como Brasil, Estados Unidos y Europa, en donde tenemos buena presencia y podemos crecer en un muy buen segmento de precio”.
En la misma sintonía se expresa Virgilio Cartoni, para quien el mayor desafío es “lograr una estabilidad macroeconómica en el país que nos permita salir a competir con un escenario menos fluctuante.
“Frente a una caída de las exportaciones de un 25% en 2023 para Argentina, los desafíos para la industria son enormes. Recuperar el volumen perdido no será una tarea fácil, pero como industria pensamos en el largo plazo y esperamos recuperar mayor participación en las exportaciones mundiales en 2024”.
Otro desafío, que se transforma en una gran oportunidad si se sabe aprovechar, es interpretar a los consumidores en cada mercado, adaptando estrategias e incluso portfolio a sus necesidades y cambios de hábitos.
Una barrera más a sortear -aunque global – es la caída del consumo. “Esto implica que las bodegas competirán en los mercados en calidad y precio, y para ello se precisa apoyo del Estado en cuanto a reducir costos y mejorar la logística, sostiene Patricio Reich, para quien en términos de promoción hay que “redoblar esfuerzos y saber que estamos compitiendo con productores de vinos de todo el mundo, y para ello es necesario contar que un fuerte respaldo a Mendoza y sus denominaciones de origen”.
Frente a esto, Bandini añade: “El mundo tiene lugar para crecer en consumo de vinos. A corto plazo es clave entender los mercados más accesibles, y a largo plazo invertir en mercados que no consumen tanto vino como China e India, que representan casi el 40% de la población del mundo”.
El calentamiento global es la otra gran amenaza para el sector, que deberá estar atento a reinventarse según los nuevos paradigmas, ya que, según indica Reich, “es posible que aparezcan otras zonas al sur de Mendoza que se conviertan en aptas para la viticultura y que tengamos variedades que sean más resistentes al calor”.
Para echar un poco de luz, Arnaud Frésad considera que todos los obstáculos pueden de alguna manera ser inspiradores para potenciar el valor agregado y diferencial de cada producto y cada propuesta, con el fin de “encontrar tu lugar, tu público, tu propia historia”. Y mantiene que en tiempos de crisis “no hay que bajar la calidad”.
Por último, tiene en claro que lo suyo es “llegar a un mercado nuevo, preocupado por el medio ambiente” que busca vinos orgánicos, ya que al no ser “una marca clásica o tradicional y al haber tanta oferta de etiquetas a nivel mundial, la fuerza de crecimiento está en lo disruptivo que podamos ofrecer, ya sea en cuanto a vinos como a propuestas de ocio y gastronomía en los viñedos”.