Recientemente Bodega Doña Paula, obtuvo la certificación vegana para todas sus líneas de vinos en el país y el exterior. A través del LIAF Control, institución que evalúa la conformidad del origen de las materias primas, aditivos y coadyuvantes durante la elaboración de los vinos, para verificar que los mismos no provengan de origen animal o derivados de ellos.
Qué es el veganismo?
El veganismo es un estilo de vida que rechaza el uso, consumo, explotación y servicios de origen animal. Si bien se asocia principalmente con la alimentación, en realidad abarca una filosofía de vida que hace hincapié en la revisión de los hábitos sociales y de consumo en pos de un modelo económico más sustentable.
A modo de resumen se sostiene sobre cuatro principios: la ética (por los animales), salud, medio ambiente y derechos humanos.
Este movimiento se encuentra en auge, y se extiende hasta la vitivinicultura. Martín Kaiser Viticultor de Bodega Doña Paula comentó: “Existe a nivel mundial una demanda creciente de vinos cuyos procesos productivos son conscientes con respecto al planeta y a la explotación animal en la que todos los vinos se encuentran certificados”.
¿Qué implica que un vino sea vegano?
Que durante el proceso de vinificación; específicamente durante el proceso de clarificación (previa al embotellado) donde se “limpia” el vino, eliminando posibles restos de uvas y levaduras para darle un aspecto más cristalino; no se ocupen derivados de origen animal. Tradicionalmente los principales agentes clarificantes que se usan en los vinos son clara de huevo, caseína (derivada de la leche), gelatina (derivada de cartílagos de animales) y la llamada ictiocola (derivada de la cola de los pescados).
En el caso del Bodega Doña Pula reemplazan las proteínas de origen animal por la bentonita o placas de celulosa, que cumplen con la misma misión de filtrar los vinos, según explicó Kaiser. Además, aclaró: “No usamos animales para trabajar la tierra ni en ninguna otra etapa de la producción del vino”.
Las alternativas veganas, además de la bentonita, son proteínas derivadas de vegetales como la papa o el trigo, o bien carragenanos, un componente extraído de las algas marinas. O simplemente no realizar el proceso de clarificación e indicar en la etiqueta: “vino sin clarificar”. En la práctica, se deja que el vino decante naturalmente y se toleran turbideces un poco más elevadas como una condición inherente al producto.
Un dato a resaltar, es que o hay ningún cambio a nivel organoléptico en los vinos, es decir no hay cambios en su sabor y olor.
En la Argentina desde fines de 2019, por ley los vinos no pueden referirse a ellos mismos como “apto vegano” si no cuentan con una certificación que lo avale.
Por ese motivo y por la creciente demanda de este tipo de productos es que cada vez más bodegas buscarán estar certificadas. Ya sea por Liaf control que otorga el sello “Vegan/ Veg Argentina” (primer sello vegano del país) o por “Vegan/ The vegan Society” (sello internacional emitido por la asociación vegana más antigua del mundo) Funciona como una especie de auto certificación, en que la bodega presenta una declaración jurada indicando cómo se elaboran y qué ingredientes.